domingo, febrero 16, 2020

JUAN IGNACIO GONZÁLEZ




Lo poético como aquello que nos permite transformar la percepción, volverla presente, corrernos de lo cotidiano. La poesía devela, indaga, abre sentido. Actúa directo sobre nuestra sensibilidad, sobre nuestros cuerpos. Como dice Humberto Ak´abal: La poesía es fuego / quema dentro de uno / y dentro del otro. / Si no, será cualquier cosa, / no poesía.

Escribo desde la experiencia. En todas sus formas. Escribir como una necesidad de expresión, una herramienta, un vínculo con el entorno. Si pienso en poesía, la escritura suele aparecer a partir de una situación, una imagen, un recuerdo, una palabra. Son acopios que anoto en algún cuaderno, servilleta, ticket, celular, blog de notas y que, con el tiempo, lo retomo y derivan en un texto que va a ir conformando un futuro corpus. Si es texto dramático, surge con la intención de contar algo, de poner en juego escénicamente alguna situación. En ese caso, antes de comenzar, investigo sobre la temática, lugar o eje a desarrollar, para luego hacer un entramado ficcional. Y si es narrativa, en este paso más reciente que estoy experimentando, es un camino más largo, para encontrar un tono, de días y días que va tomando distintas direcciones, para ir desandando el relato.

Me parece determinante darle un tiempo al texto. Dejarlo reposar para más tarde volver a leerlo, escuchar cómo suena, despojarlo de nuestros hábitos, encontrar la particularidad. Como diría Hebe Uhart: escribir es una artesanía, un trabajo, y la literatura está hecha de detalles.

Hay que retomar los textos desde la escritura, pero también desde la lectura.  En definitiva, todo es texto: lo que vemos, lo que escuchamos, lo que percibimos.

Creo que uno escribe, o genera obra, a partir de sus lugares de pertenencia, Allí se conciben las zonas desde donde vamos a producir. El punto quizás, es estar atento a escucharlo, dejarlo emerger, y hacerlo propio. 

Hoy día, los proyectos artísticos son nuestro sostén, nuestra red. He ahí lo poético. 



Poemas




Tarde de otoño,
la luz justa. 



13



Salimos a fumar al patio,
estaba lleno de plantas
tenes mano verde,
dijiste y sonreías
después
las dudas de siempre.



20


Se hacían las siete
te fui a buscar
medio borracho
sin saber muy bien por qué
toque timbre
nos abrazamos
y eso fue lo último
era un domingo.



4


En un balcón
ella le lleva unos años
y están sentados
en reposeras
descalzos
sus pies
piden permiso para esquivarse
hablan de lo difícil que es dejar de fumar
cuando se tiene una cena con amigos.



7


Volver a nadar en una pileta cubierta
sentir otra vez el olor del agua tibia
distinguir las boyas y los andariveles
el celeste de la pintura que invade los ojos
las líneas negras marcan el paso en el fondo,
volver a respirar por la boca,
el sonido del vacío se mezcla con el murmullo
de algunos bañistas que descansan
en los rincones,
respirar un poco más
hasta oír algo que aturde y es
la clase de aquagym de las desorientadas
señoras de parque chacabuco,
descubrir que perdí las vueltas,
volver
reencontrarme con el ritmo cansino que me devuelve
el agua y el nado,
salir
con olor a cloro en el cuerpo
las manos arrugadas
y el aire fresco que entra
como si uno naciera de nuevo.


III

Era fines de diciembre en la calurosa noche del barrio de Flores
había llegado hace un par de horas, con bermuda, chomba y ojotas,
el calor hacía lo suyo y el ventilador no alcanzaba.

Fuimos a tomar un helado y después compramos algo para cenar.

Luego de la comida, quedamos un rato en silencio
y me reclamaste algo por tercera vez,
di un portazo y salí para mi casa.

Bajé de tu edificio,
y al hacer una cuadra se me rompe el sostén de la ojota,
era una de esas viejas, de goma y tela verde en forma de V.

Quedé con una ojota puesta,
la otra en la mano y con un pie descalzo.

Pensé en regresar y tal vez hacer las paces una vez más,
pero decidí seguir así
las cinco o seis cuadras que me quedaban hasta la parada.

Una vez ahí,
el colectivo no se hizo esperar demasiado.
Intenté hacer el acto de ponérmela y apretar con todos los dedos, como succionar para sostenerla,
pero al subir el primer escalón, se salió nuevamente. 

Puse cara de es lo que hay,
pagué y me fui a sentar al fondo.

El resto fue mirar por la ventana
y saber que me estaba separando.




Juan Ignacio González

Juan Ignacio González nació en Adrogué, provincia de Buenos Aires. Actualmente vive en CABA. Egresado de la Escuela metropolitana de arte dramático EMAD. Dirige Los pájaros en el CC Rojas, con la actuación de Marcelo Subiotto. Es su tercera obra escrita en coautoría con Ignacio Torres, como las dos anteriores. Dirigió Ocaso, en el teatro Beckett y luego en El método Kairos - seleccionada para la fiesta Caba del INT. Su primera dirección Con el mar tal vez un poco se realizó en el Abasto Social Club y ganó el tercer lugar en el concurso de obras inéditas del Fondo Nacional de las Artes. Publicó En reposeras descalzos en la editorial Zindo&Gafuri. Prepara su primer trabajo en narrativa y su segundo de poesía. Acompañó el proceso de laboratorio III dirigido Ciro Zorzoli en el teatro Cervantes. Dicta talleres de escritura y lectura en el ámbito de la educación pública.

ELIANA BELÉN



Para mí la poesía es una disposición hacia el lenguaje del universo que encuentra su expresión a través de ideas, movimientos, cosas, sonidos y palabras.  Hay que estar alerta para verla venir, como a un pájaro. La poesía es una emoción intensa, es premeditación y también sorpresa. 

A veces el plan surge de una palabra que se cae de lo cotidiano o de la boca de la gente, entonces tomo notas que luego incrusto en algún relato. Mientras trabajo un texto también investigo: puedo leer mapas, revistas de pesca deportiva, cartas de amor, libros de botánica o cuentos clásicos. Pero mi escritura también sale de zapadas, tengo alma de rapera: escribo cantando y las palabras se van acomodando entre acordes y así nacen algunos poemas. Colecciono versos mientras miro dibujitos, cine independiente o Robocop, me da igual, todo me alimenta. Las ideas emergen en cualquier momento, andando en bicicleta, cocinando una salsa, jugando con mis hijas, en la playa rodeada de gente o sola frente a la computadora o el cuaderno. Después llega el momento de sentarme a trenzar minuciosamente todo ese material, y es allí cuando elijo tiempo y espacio para poder explayarme con serenidad.

Corregir para mi es el momento en el que sé, voy a encontrar la clave, por eso gozo. En esa dedicación al acabado de la pieza, como en la poda del manzano, voy cortando ramas para que entren luz y aire, y así se puedan ver muy bien los frutos. No es una tarea que me resulte fácil, porque tiene momentos de éxtasis y otros de tedio. Todo lo que escribo, vuelvo a leerlo y le hago arreglos. Cuestionar mi propia escritura en general me abre pista, me aventura.  Eso lo aprendí de las críticas que recibí, de gente que admiro por su arte. 

Tengo dos procedimientos creo. Uno que es más intuitivo: como cuando  escribo de tiro un verso, una palabra, alguna idea que me sorprende. El otro procedimiento es el de sentarme a escribir, pero casi siempre desarrollando los disparadores que recolecté anteriormente. Después ya es un devenir que emerge si siento interés por la trama o el tema, son momentos de dedicación y ahí es cuando corrijo. A veces, lo dejo reposar un tiempo y sigo trabajándolo luego. Encontrarse con una poema es un largo camino, no sucede siempre, por eso también tiro mucho de lo que emprendo. 
La poesía se me presenta en forma de imágenes, pero también como movimientos de música. Con las imágenes trato de tener cuidado, porque a veces me dejo impresionar y es fácil caer en el lugar común, es muy entretenido escribir observando. La poesía, me llega también como ritmos dados por la puntuación, la acentuación, la morfología de las palabras y sus sonidos vibracionales. También aparece cuando ensayamos con la banda (work in progress), porque ahí cabalgás y corregís en el aire. 


Poemas


Kazajistán

La luz te ilumina
manzana
de carne y hueso
manzana
el cielo en un poema siempre
azulado claro inmenso
anaranjado atardecido 
manto negro constelado digo
estrellado 
pero vos manzana
imaginate cómo sería
no haberla probado nunca
y encontrarla haciendo un picnic 
por vez primera
bajo las caducas verdes hojas
ovaladas recias pecioladas
de estípulas y bordes dentados

El árbol

imaginate ahora el mantel
cuadrillé
la canastita
o el cuerpo rudo 
y en bolas trepando
si la manzana cae
eso es grave 
grávido paladar 
apasionado
jugo blanco dulzón chorreante

manzanas manzanas caen
manzanas
también en el corazón el sol
las fichas
también la tarde.


Del barrio

Escucho el ruido
de los fideos triturados
en la boca de la vecina

el viento pasa lento
apenas mueve las cortinas

lanzo una línea y parte
en dos las aguas

la abuela está sentada
frente al lavarropas mirando
todo el proceso

detrás del mosquitero no se mueve
ni una hoja.


3.

Con cada explosión los peces
se dispersan
agarrados de las escamas
uno a uno en la revuelta
cruzan las barreras
veteados como algas
entran al bosque salvaje
observándolo todo.


Neoprene

traje profundidad tiempo descompresión 
traje isotérmicos trajes
traje batir de piernas en propulsión lateral
traje cadencia variable 
traje inmersión 
a pulmón libre mariposa crawl
surfer traje
traje escafandrismo por no escuchar
altaneras olas rocas
traje aletas escarpines 
traje la inundación la orilla
traje la náutica el yate las botellas vacías
traje piraguas aguas muertas 
neoprene


Quería decirte que 

Quería decirte que
desde lo más hondo las burbujas suben
si metes
la cabeza

y bajo el agua se deforman
así
las palabras


Eliana Belén

Nací en la costa bonaerense argentina, en 1979. Publiqué Muñeca; Work in progress, Ediciones Gran Vida, 2009. Participé del Tercer Festival de Poesía de Acá, Mar del Plata, 2009. Realicé una instalación de poesía en la  Muestra Colectiva de Fotografía, Poesía y Diseño con la adhesión de la ONG Identidad Sur, Mar del Plata año 2012. En 2015 mi poema El día del mar boliviano recibió una mención en el Concurso Binacional de Cuento y de Poesía Árbol organizado por la Municipalidad de Cochabamba, Bolivia y la Dirección Nacional de Industrias Culturales del Ministerio de Cultura de la Argentina). Algunos poemas fueron publicados en el blog Transtierros http://transtierros.blogspot.com.ar.
Muñeca puede leerse completo en el blog de la Revista Desliz, La Habana, Cuba
http: //revistadesliz.blogspot.com.ar/2010/02/quienes-somos.html. 
Actualmente compongo y canto en la banda Muertosenlosambas. 

domingo, febrero 09, 2020

JULIETA SANTOS



En ocasiones, e incluso durante largas etapas en la vida, el lenguaje poético parece ser el único accesible a ciertas zonas de lo que nos afecta. Aunque la situación particular de angustia, de euforia, de pesar, no concluya en poesía ni ésta lo extinga, la sensación de purga y alivio suele ser radical. 

En mi experiencia, la poesía fue y continúa siendo el artefacto más genuino para decir eso que se vuelve innombrable mediante otros dispositivos, espacios o recursos –desde las charlas con amigas y amigos, hasta una sesión de terapia–. Digo genuino no porque la poesía dé cuenta de una instancia superior de verdad sino más bien pensando en lo que consigue agotar cuando asfixia el lenguaje de quien la escribe, lo exprime, lo corroe; digamos, lo vuelve más sofisticado cuando más lo estruja. 

Ni el lenguaje como categoría, ni el impacto de la poesía en quien lee, vienen al caso ahora. Acá me interesa en particular lo propio que se muestra a regañadientes en la poesía, eso que queda al servicio del otro a pesar nuestro. Decía Delia Torres Estévez, en ese gran aforismo: la poesía no salva a nadie más que a su dueño, al resto los hunde. Estoy de acuerdo con la primera parte, sobre la segunda tengo mis reservas pero me parece bastante simpática la presunción de hundir la flota al otro, comparto esa ambición de conmoverle una fibra interna.

¿Y cómo se hace poesía? nos preguntamos muchas veces. Se hace como se puede. En mi caso se presenta como un discurso que debe ser dicho y tiene, por ello, una urgencia que le da entidad propia. Las imágenes vienen después. Durante mis primeras experiencias de escritura poética no me había interesado demasiado -al menos, conscientemente- en la armonía de las formas. Podría decir que el corte de verso y el ritmo han tenido que ver más con un dictado interior que con una búsqueda. El verso libre fue una opción casi espontánea por cómo “se me vienen” las ideas y mucho tiempo después le encontré el nombre a lo que hacía, verso libre sonaba (suena) bastante bien. 

Hace relativamente poco empecé a darle una atención más sistemática a la práctica de revisar, de reescribir, de reformular, a la posibilidad de suprimir versos e incluso pasajes enteros de una poesía a los fines de embellecerla y nada más que por eso. A partir de esa práctica entendí que el texto poético debe reposar para crecer. De ese modo gana la posibilidad de salir del closet: dejar de ser un objeto privado para convertirse en un bien público como fruto de cierto ejercicio estético. Eso equivale a decir que la poesía tiene una cierta función social aunque no se lo proponga, ¿no? Aunque quien la escriba no se lo represente así, cuando eso pasa nos volvemos no sólo cómplices sino sobre todo responsables de lo que ponemos a rodar.

¿Escribir exige un método o procedimiento?, no sabría decirlo. En mi caso se trata de registrar con el ritmo que se me viene inicialmente a la cabeza. En ese sentido, la poesía llega como música antes que otra cosa. Luego viene el trabajo de pulido. Sobre esto último, destaco la centralidad de transitar talleres, de leer a otres y también ser leída en espacios colectivos –por ejemplo, de clínica poética-. Contra toda soberbia, cuando la mirada ajena es generosa nos hace crecer, como una buena poesía.


Poemas


Quiero cuidar un bicho

Hay un animal conversando
con las algas que tengo
enredadas en los pies.
No encuentra a su dueño
y se empeña en hacer de cuenta
que aún lo busca.
Lleva de collar un trapo viejo con pintitas rojas
a punto de cortarse
por tanto rascarse las pulgas del cuello.
Este bicho charlatán
distrae a mis uñas
que olvidaron crecer en el último tiempo
sólo de escucharlo.
Ojalá se tope con alguien
que esté, a su vez,
buscando un huérfano que le haga de animal.
Así me deja en paz
y puedo volver a quejarme
de mis uñas largas
de mis algas torpes
de mis tantos años esperando un coso al que cuidar.


Celebra

Llega, distorsionada, la voz de la ausencia.
Tímidamente al principio, desafortunadamente al final.
Con cerezas de timbre oxidado
y mechas de graciosas hebras algodonadas:
nunca encendidas
jamás acariciadas.
Tiñen de cobre
un madero nuevo
y nos bañan de esquirlas ventosas
aquellos nubarrones insolentes.
No respetes consignas:
ritmo o arritmia da igual.

Cuando el más amargo vacío
legue a colmar tu insomnio,
simplemente
la entrega.
Desnudo el pecho,
roto el escudo,
lisa la espada 
llano el mentón 
quebrado el porte 
parco el oído 
hueca la idea 
débil el puño 
frágil la mueca 
tibio.

¡Celebra!
Vulnerable, al fin.



Mutilantes

Una mutilación de lo real, si acaso existe.
Poderosa y perversa (sobre todo mala y sucia).

Casi un parche, o peor: un engrudo deshidratado.

Algo de una voracidad
cancerígena
deliciosa
impertinente
consumada
previsible
estereotipada.

Algo hecho únicamente de tacto y con gusto a fiebre,
de un olor deforme, irreconocible,
irreconciliable con nada.

Tu ternura es tan mezquina que se vuelve un cálculo
imposible.

Un hervidero de tripas,
¿síntoma simpático o drama epiléptico?

Una sucesión de pequeños triunfos terrenales y
la artificiosa vulnerabilidad frente a lo bello,
siempre corrupto.

Tu ternura es tan mezquina que se vuelve un cálculo
imposible.

Nunca entendimos, ¿no?
Nunca entendimos el pinzamiento dorsal
que es cualquier sorpresa,
la fuerza estricta y errante de la ignorancia
que somos nosotros,
nada detiene la pregunta insoportable.
Y llega como una nervadura solitaria, cavernosa y triste
(un poco triste, no mucho).

Tu ternura es tan mezquina que se vuelve un cálculo
imposible.

Hay un dintel infranqueable que detiene a cualquiera,
que no conserva a nadie.
Esa mutilación la vivimos solos.


Selección de poesías de TEMPLANZA (Irma), publicado en 2019 por Editorial El Colectivo.



Amén

Falta margen
ya compré palta
por si las moscas
muchas veces
faltan las nueces
llueven arroces
como cascotes
sobra el tiempo
y crecen venados
PASE USTED NO FALTABA MÁS PASE USTED DIOS ME LIBRE Y GUARDE LAS COBRAS DE ORO PRIMERO 
CABALLERO DE BOLSO DAMA DE BOLSILLO
HABRASE VISTO EL PELO DE ESE HUEVO SI TOTAL SIEMPRE FALTAN 5 PAL PESO ¡COSA É MANDINGA! YA LO DIJO EL FINADITO ROBERTO, CUCHÁ: LIBRE DE CULPAS TIRÁ UNA PIEDRA 
-CALLATE CULO CON LECHE -COMETE UN BOTUTO 
-CON ESA BOQUITA DECÍS MAMÁ- NO, SE TE FRUNCE EL TUJE
¡Eso será porque
falta el orden!
Acá, en cambio
si llegas tarde
es falta grave.
Señor juez:
¡somos borrachas!
¿Estoy en sobra
o faltan aportes?
Cierta cepa
de honestidad
falta en stock
pero ganas, no 
esas no faltan
ni 2 pal fulbito.
La quiero toda
bien a la sombra
los otros siempre
libres de faltas
no me jodan
no falta nada
solo sangría.

(Material inédito)



No se enfrían los cuerpos, solo ceden calor a los más débiles -de temperatura, de temperamento, de templanza.

***

Toda pupila se dilata por efecto de una causa. ¿O es al revés? Todo efecto dilata una causa pupila.

*** 

Me lastro un lustre de costra, cargo mugre, enclaustro cobras. Canto. 

***

Homeostasis le llama la naturaleza a aquello que el hombre designa justicia distributiva.

***

La fiebre esconde cierto exceso de entusiasmo de vivir.

***

Sangrar tu lengua en estos vidrios rotos. Eso es la sed.



Aforismos


Julieta Santos



Nací en Laferrere, provincia de Buenos Aires, en 1982. Allí viví con mi familia hasta principios de los 90. Luego estuvimos una temporada en un pueblo patagónico donde pasé los mejores años de mi infancia. Recuerdo especialmente, de esa época, fugarme en bici por el pueblo y alrededores, participar en la radio, hacer talleres de teatro, pasar frío, visitar la marea sin permiso y ensayar mis primeros juegos con la escritura.  
Ya vuelta a Buenos Aires, me gradué como Licenciada en Ciencias de la Educación y cursé una Maestría en Derechos Humanos y Políticas Sociales. 
En la actualidad trabajo como docente, correctora y consultora educativa. Desde el año 2014 formo parte de la Editorial El Colectivo, sello donde publiqué mi primera novela TEMPLANZA (Irma) en 2019. 

viernes, enero 31, 2020

NICO GUGLIELMETTI



¿Qué es la poesía? trato de no sentenciar pero vivo preguntándome acerca de eso. Cuando la encuentro se que está ahí y no necesariamente en el hecho artístico. Puede haber poesía en el aire,  en la calle, en una canción... todos sabemos lo que es pero es imposible explicarlo y creo que ahí radica su poder. Hay textos que en una frase logran transportarnos. Puede ser una imagen, una afirmación o una pregunta. Una palabra puesta en el lugar justo o un silencio. Otro día vamos a hablar de todo lo que se pone en juego en lo que no se dice y como juega a favor del poema... en fin. Preferiría no definirla.
Escribo con un pequeño plan en la cabeza pero siempre me dejo arrastrar por el devenir del tipeo. Después en la reescritura  me vuelvo a dejar llevar y generalmente el poema poco tiene que ver con el plan original. No investigo sobre los temas que abordo porque utilizo materiales que tengo a mano o me son familiares. Leo muchísimo por trabajo y placer y lo considero parte del proceso creativo. La búsqueda de un tono o registro poético propio incluye mucho de conocer lo que están produciendo los demás. Al menos es algo que me interesa mucho... Es una manera de afinar el oido
El instinto lo trato como materia prima. En una primera instancia me preocupo más por registrar y dejar abierto frentes para futuras reescrituras. Para podar y corregir siempre hay tiempo... Después de esa primer instancia de registro me alejo unas semanas de los textos y vuelvo a emprolijarlos, podarlos o reescribirlos. Después viene una etapa fundamental que es hacer circular los textos a amigos lectores para tener una visión de lo que los otros ven y luego viene la edición de los editores. Corregir es tan importante como escribir sobre todo a la hora de balancear los poemas. Ni muy descriptivos ni muy saturados de imágenes. Lo que mencionaba  anteriormente entre  lo que se dice y se insinúa. Sí, corregir me parece aburrido pero vital.
Un poco creo que está respondido arriba pero la poesía nace en mi como una necesidad, como una respuesta a algo que me pregunto y trato de explicar pero no sé si sentenciando. Mi poesía es más de mostrar los conflictos y generalmente tienen un fuerte arraigo en Bahía Blanca. Más allá de las cuestiones personales me interesa mucho trabajar en mi poesía las problemáticas que atraviesan el lugar que habito y dejar ahí preguntas para ver si otros están atravesando o reflexionando sobre lo mismo.
En cuanto a la pregunta original en mi cabeza la poesía se fija más a través de una imagen que condense un instante pero cuando uno se entrevera con el lenguaje entiende que el ritmo, la musicalidad, la respiración y como mencioné antes el silencio (lo omitido) es determinante a la hora de darle forma a un poema.





Poemas



Este no es cualquier mar

sino un canal aledaño
donde te vi por última vez.
Escapamos de Margarita,
cruzamos la peatonal semi apagada
y nos sacamos las alpargatas
de camino al agua.
Me acuerdo que prendiste de la cartera
algo dulce para fumar
y lo acabamos enseguida.
Alguna vez vamos a regresar con hijos
y recordaremos esto ¿sabés?
te dije mientras nos arrastrábamos
como cascarudos abajo del parador.
Pasó más de una década,
el hijo de mi hermano
hunde sus cutículas
en el ojo rastro que las almejas
dejan en la orilla.
Hace unos años
las creímos desaparecer
por la marea roja
pero inexplicablemente volvieron.

#

Frente a una máquina de sacar peluches mientras sonaba una lambada

Antes del viento
fuimos adolescentes
en medio del traqueteo
Montábamos un kawasaki 860
y aprovechábamos la siesta para escapar
hasta que un médano se nos cortara.
Ahí mismo fundábamos una nación movible,
dentro de una tienda de campaña, con piedras
que sostenían el toallón que tu padre trajo
de disney desde el menemato.
Todo estaba por hacerse.
El amor,
las vacaciones,
los ojos de Li pó.
El triángulo
que traías dentro
del triángulo
de la parte
de arriba
de tu malla.

#

Agrotóxicos

Apoyo la hoja dentada del cuchillo
sobre la piel sintética y lustrosa
de la manzana.
En otros tiempos la hubiera comido así
pero ahora, con cierta destreza y gracia la voy haciendo girar
produciendo un frunce circular de pisos infinitos como si se tratase de guirnaldas
como las guirnaldas de antes en papel crepè.
La gracia está en no cortar el hilo rojo.
Mi perra, que para el mundo de los perros
tiene 100 años, acompaña ese ritual
desde que nació y se le hace agua la boca.
No te puedo dar esto le digo
mientras estiro como puedo
sobre el vidrio de la mesa
un repasados azul a cuadrillè
y corto la manzana en varias porciones.

#

Piedad

Ajustado al plan de demolición,
Heiland opta por seguir imponiendo golpes
a las guardias de su oponente
en lugar de terminar el pleito
con un gancho seco al hígado.
Justificar los tiracables,
la pauta de la municipalidad de Dolores
y todo lo que hay que vender
aunque sea por dos round más.
yo te recuerdo en ese gesto.
a veces tener piedad
es matar
lo que no va a prosperar

#

Cosas concretas

Un festival de poesía,
un beso a la salida de los baños
de un bar que se llamaba Bar
y lamentablemente ya no existe.

#

Homero

Estoy acá
rodeado de máquinas
cuyos motores
refrigeran y descansan.
Cuando ese ruido
orquestal no está
lo extraño.
A pesar que odio lo que hago
entiendo que con tiempo
uno aprende a querer todo.

#

La herida

Hay una lastimadura
ahí donde estuvo el amor
dice el punto
sobre el lecho del lenguaje
y parece hastiado de intentar en vano
dar forma a la operación más imperfecta de todas
valiéndose tan solo de su lengua madre.

#

Flores

Mucho "te quiero, te quiero"
pero nunca
me dedicaste un poema.
La abuela siguió insistiendo.
Hizo referencia a unos poemas
que le había dedicado a papá y al abuelo.
La persona que más quise en esta tierra
no entendió que la literatura
es el lugar de los muertos.
Un nicho frío
donde la gente
cada tanto y si está lindo
te tira flores y se acuerda
un segundo de vos.

#

Muchacha punk

un recorrido debería cartografiar el principio de todo
vos presentándote en una feria de editoriales autogestionadas
donde nos dividía un tablón de madera de libros con poca salida


Los poemas pertenecen al libro Antes que el tiempo arrase con todo en proceso de edición con Unidad de Sentido Editora.



Nico


Nico Guglielmetti  nació en 1981 en Bahía Blanca. Cursó estudios de letras en la Universidad Nacional del Sur y formó parte de Vox Ruta 33 y la Escuela Argentina de Producción Poética (EAPP), ambos programas destinados a la formación de escritores emergentes. En 2008 fundó el periódico Ático, del cual fue director hasta 2009. Ese mismo año inició la publicación Nexo Artes y Culturas, proyecto cultural bahiense que comanda hasta estos días y que oscila entre el papel, la web, el formato radio e incursiones audiovisuales.
En poesía publicó las plaquetas Cesar Palace (Bahía Blanca, Colectivo Semilla, 2009); Tres dedos (España, Niña Bonita, 2011); La adolescencia del bostezo (Chile, Letras de Cartón, 2012); Bella Vista, Bahía Blanca (Vox, 2015); y Cruza el desierto (Bahia Blanca, Colectivo Semilla, 2017).
Administra la web Destino Cultura. Colabora con las revistas literarias Opcit y Uoiea Fanzine.




















MISAEL CASTILLO



No podría definir qué es la poesía. Desde allí parto, y parto hacia una contradicción con mi yo más íntimo. Quiero decir, me enfrento constantemente a la pregunta ¿Qué es la poesía? A veces pienso que la poesía como discurso literario es más realidad que ficción, así como creo también que la institucionalización del arte construye un muro entre el autor y el lector. Me gusta la poesía cuando observo una búsqueda estética, pero también me gusta cuando leo un poema en forma de grito y ese grito es una montaña sola en medio del camino, que se puede ver a simple vista y no tiene tanto paisaje en el que detenerse. Quién no se sensibiliza con una montaña sola a la vera de una carretera. Es necesario no decirlo todo, pero también es necesario decir lo que haya que decir de algún modo liso y llano porque del propio lenguaje subyace otro lenguaje aún más profundo que surge en forma de símbolo. Si digo “Ahora que ya no estás” no sólo estoy diciendo que antes en una posición X había algo que ya no está, o ya no se está, estoy diciendo también que un vacío recorre el discurso y ese vacío es una especie de símbolo que se apodera de lo escrito y es ese pseudosímbolo el que invita a una experiencia. Si la poesía puede “volverse seca y dura” o si es “hostil al capitalismo” es porque el arte no sólo tiene una función estética, sino también una incidencia social, la cual hoy tiene una tarea muy difícil con este invierno neoliberal que se amontonó en nosotros, y es por esta razón que considero a lo liviano como correcto. 
Particularmente, me desparrama el arte que está bien dicho, con sus recursos y su marencoche. La poesía también puede decirse, hacerse entendible, invitar a un paseo, con una palabra concreta, un verso entendible, para que de algún modo u otro también se faciliten esas formas sencillas del decir lo que falta. Considero que es necesaria una búsqueda en la que los lectores no solo tengan que perseguir significados, sino también sentir en la piel, en el alma, en su ser.
En ocasiones hablo como estudiante, y creo que nuestros alumnos no se acercan a la poesía porque los llevamos a pasear por lugares incorrectos, lejanos, por sitios devastados, por siglos extintos. También me pasa esto de pensar “La poesía puede ser mucho más que una buena metáfora escondida en un verso, mucho más que una imagen hermética” y eso no apunta a bajar la calidad de la obra ni a subestimar al lector. Justamente, es invitar a ese viaje del que hablo, ese lugar en el que la realidad no puede ser expresada por medio de una ficción, sino un lugar en el que la literariedad pierda por un bien común. Me pregunto si la realidad habita en la ficción o si la ficción habita en la realidad y es una respuesta que no tengo, pero prefiero seguir diciendo que amo como aman los gatitos que juntan saliva en la boca.
Cuando me siento a escribir no pienso en planes, respiro, escribo y a veces, escribir simplemente es acercarse a otro de un modo leal. Es decirle: Acá tengo un par de palabras, fíjate qué hacés con eso. En uno de mis poemas digo: Probando unos tallarines/ que hicimos/ porque ya no quedaba nada quiero decir, lo que sucede con lo escrito es sencillo, llano y hasta puede parecer vacío, pero si busco una experiencia del lector, un juego de sensaciones, un movimiento, creo que los lugares ya habitados son un buen lugar para construir una estética, y allanar el camino para que un otro construya la suya. 
La escritura es recursiva, ya sea académica o artística. No creo que se pueda escribir sin volver a revisar, ya sea corrigiendo, reescribiendo o de la forma que se adopte, pero siempre volver es un indicador de que se está buscando algo más que una expresión, volver al escrito es buscar una sombra para sentarse con otro.


Poemas


Reincidencia 

Me apena mucho que pienses 
que cuando me como las uñas 
entro en un trance indiferente 
en el que persigo el dolor. 
Desconozco si alguno de los dos 
puede realizar una acción 
con el único fin de lastimarse. 
Al fin y al cabo ¿Dónde residen 
los dolores que el alma eyacula? 
De alguna manera u otra 
tenemos que robarle al cuerpo 
lo que está de más.


Mantenimiento 

Limpio la biblioteca 
los libros 
se suspenden a mirarme 
por debajo 
lo hacen también 
las notas que tomé una vez. 
Los rompo a todos 
con la pequeña intención 
de que de ellos nada quede. 
Como si se pudiera 
romper el tiempo 
después de haber vivido.


La gorra 

Me hice amigo de una hormiga 
que salía todas las mañanas de mi cómoda. 
Le pregunté qué se sentía ver el mundo 
desde tan abajo y me dijo 
que aunque fuese pequeña, 
venía viajando desde Kazán, 
que había cruzado el océano 
con su compañera en la gorra 
de un capitán ruso. 
Me comentó que migraron al país 
por conflictos ideológicos 
teológicos, geográficos 
se animó 
a opinar al respecto. 
Dijo que nuestro mal no es la extensión 
sino que pensamos que los pequeños 
siempre van a mirar desde abajo.


Lealtades 

Amo 
como aman los gatos que, 
antes de lamerlo a uno, 
juntan saliva en la boca, 
piadosos, 
para que no padezcamos 
la aspereza de su amor.


Amaicha del Valle 

Nos paramos en la ruta 
                       sin nada 
el fin último: 
dejar todo al azar 
un encuentro donde impera 
lo que no existe 
lo imposible de ser realizado. 
Me pregunto si vos también 
le tenés miedo a los viajes 
no planificados. 
Tengo ganas de salir corriendo 
pero tengo una convicción: 
nada que no se haya pensado 
puede salir mal.


Misael Castillo


Soy Misael Castillo, tengo veinticinco años. Soy estudiante de Lengua y Literatura, trabajo como operador telefónico mientras pierdo vida para poder vivir. Cuando no estoy estudiando ni atendiendo reclamos escribo, y generalmente escribo bastante para respirar un poquito mejor. Soy de un pueblo al norte de Santa Fe que se llama Tostado, pero vivo en Reconquista. Publiqué Robarle al cuerpo lo que está de más por Ediciones Presente (una idea de Tamara Domenech). En ese libro confluyen un poco las ansiedades, las resignaciones, la inmediatez y la sencillez. 

miércoles, enero 29, 2020

CECILIA ELSA COLLAZO




La poesía es el decir con la lengua del poeta. Y creo que en su afán de no comunicar, ni siquiera hablamos de lenguaje sino de la intimidad del poeta y desde el lugar más cercano a su propio vacío, donde la palabra es música pura. Y donde lo dicho hasta carece de sentido, de objetivo, pero no puede dejar de insistir y pujar por salir. Por eso frente al sufrimiento, lo injusto se ve impulsado a ponerle palabras, sea desde lo personal o lo social.
Por cierto muchas son las definiciones sobre la poesía y existen tantas como poetas. De modo que podríamos ubicarla desde un lugar más conceptual basada en el sentido de lo que dice, sentido de sentido, cadena de significantes que tratan de decir desde un propio estilo. Y donde un sentido se monta sobre otro, para producir algo que provoca una chispa en la imagen, sonido y resonancia, encontrándonos de pronto frente a aquello que se llama "extrañamiento". 
Mi escritura poética, no tiene un plan determinado, si bien hay muchas lecturas de poetas que admiro, y eso va haciendo un camino para la propia poesía al igual que los conceptos sobre ella y la metapoesía de cada uno de los poetas que son un referente para mí.
No tengo un tema in mente, más bien escribo poemas sobre lo que me aparece. Puede ser una vivencia actual o en el tiempo como un recuerdo, una música, una voz de alguien o su tono, o simplemente un perfume. 
Sí, algunas veces al escribir, busco la palabra correcta, tal vez guardo un sonido sobre ella que no está bien, por mal escuchado o aprendido, entonces busco sinónimos o distintas acepciones, para ubicar lo más ajustado a lo que quiero decir. Nunca lo logro plenamente, nunca puedo decir exactamente lo que quiero. Siempre hay algo que se me torna imposible, enigmático, opaco y creo que eso es lo que me invita a seguir escribiendo. Buscar una posibilidad de decir en tanta imposibilidad.
Escribo un poema por ese impulso feroz que comento más arriba y lo dejo drenar.  Sale como lonja, como un pedazo del cuerpo, pero eso no quiere decir que no haya que corregir.  Por lo general dejo descansar el texto y cuando lo vuelvo a leer, encuentro que lo que digo puede ser valioso para mí, pero no para otros; entonces busco la manera de decirlo mejor, de ajustarlo para que se entienda, trato de que no raspe lo que tengo para decir. 
Muchas veces el propio poema se enfrenta a uno como si fuera una escritura ajena, y es ahí cuando empiezo a trabajar para mejorarlo,  este paso es inevitable. De manera que la corrección es siempre, indispensable para pulir el poema.
El procedimiento de escritura en mí, es muy versátil por cierto, los temas  muy variados. He escrito a la mujer, al cuerpo, a la tristeza, al dolor, al duelo, al amor imposible, a lo concreto, a la muerte, a los hijos, a los actos de los hombres políticos, sociales, justos en injustos, y podría nombrar muchos más. 
Adhiero a las palabras de Clarice Lispector cuando decía que tenía un estilo desestilo.  
Respecto a mi experiencia con la propia poesía, siento como si fuera una nueva mujer la que escribe, sea en sus diferentes facetas como en momentos de la vida y coyunturas. 
Evidentemente la poesía es un estilo de vida en cualquier forma que se presente, y ya uno no puede vivir de otra manera. 
La escritora Lilian Bodoc decía que la poesía nos permite tomar el colectivo de una manera poética, hacer el amor de la misma forma, o ver la vida misma desde ella. 
A eso lo llamo poesía.


Poemas

Y culminó
la depuración
de los azahares.
Ese declive
de lo propio y lo ajeno.

***

Duele tu lápiz
en clave de carbonilla
que desliza su ritmo psicótico
bailando en el papel

***

No abaniques al poema,
sólo
déjalo salir.

***

El brevísimo instante
donde el tiempo fluye
sin que lo sepas.


De Epifanías, Alción, 2017.


***

Tratando de ocultar en la basura
el cadáver del zapallo
quemado en la olla,
decido desprenderme
del gerundio, el participio
y las reglas de la estricta ortografía.

***

Torcer el lenguaje
hasta encontrar
la propia lengua
y allí, el poema.

***


Tengo un estilo desestilo
con palabras avestruces
que se comen a sí mismas.
Unas en cordel de alambre,
se hermanan vistosas
con tintas muy fuertes.
Otras salen a la calle
sólo en días de fiesta.
Algunas son palabras oso,
pesadas, se atascan
para no explicarse.
Y éstas,
leves como el viento
vuelan en mariposa
saliendo del polen.

***

Recogerse en el silencio
al desamparo del lenguaje.
Esa sombra, que resta
de las pequeñas cosas.


De Corps, Alción 2018.


Cecilia Elsa Collazo


Nací en La Plata. Bs. As.  el 1° de junio de 1962. 
Escribo desde chica, ya lo hacía en la escuela primaria, donde la lectura de poetas ha sido mi mayor aprendizaje de los maestros de la poesía.
Me dedico a la escritura de poemas y ensayos y además soy psicoanalista.
He publicado los poemarios: Poética Despiadada; Éxtimos; Duelo Invento; Lonja de Real; Epifánicas; Corps. 
También los poemarios para niños: Moly-un pez alado;  y Un corazón que vive y sueña. 
Además algunos ensayos como La Rosa de Cobre- poesía y psicoanálisis- y otros sobre distintos temas. 
Conduzco el programa Poética Viva por Sofía Radio FM 95.3 de la ciudad de La Plata. 
Algunos de mis poemas fueron dando vueltas por lugares virtuales y en antologías, revistas y diarios en Perú, México, Brasil, España, Portugal y Argentina. 


viernes, enero 24, 2020

DIEGO RODRÍGUEZ REIS



Podría decir que la poesía es un estado del alma o que es una forma de mirar el mundo o que es un acto que involucra cuerpo y sensibilidad. La verdad es que ante esta pregunta siento lo mismo que San Agustín decía acerca del tiempo: si nadie me pregunta qué es, lo sé; si alguien me lo pregunta, no lo sé. 
Paso mucho tiempo pensando en sentarme a escribir, escribo notas por todas partes: en servilletas, en almanaques, en los márgenes de las páginas de los diarios. No logro sentarme a leer o escribir. Hago eso parado o caminando. En ratos libres y en papeles que encuentro. Leo, investigo. Siento que voy captando del mundo fragmentos de sentido que terminarán irremediablemente en un poema. A veces, atormentado por ese texto que quiere ver la luz, me siento y lo escribo.
Más que en la corrección creo en la re-escritura. Corregir me suena vanidoso, como si se arreglara algo que estaba mal: creo en la respiración del texto, en la búsqueda de la lógica nerviosa de un tono y un ritmo.
Me cuesta cada vez más pensar en términos de una secuencia, resolver argumentos o estructuras de un poema, lo cual no significa que haya un procedimiento posterior. Antes de escribir, pienso en imágenes, en las variaciones de la luz, en sus progresiones, en series de voces que se turnan y se alteran. Pienso mucho en el ruido en la poesía. Creo que la parte más feliz del acto de la creación son esos momentos previos a la revelación, esa duermevela, cuando entrevés imágenes sin comprenderlas del todo aún, esa eternidad fuera del tiempo cuando el espíritu se pasea entre los múltiples mundos posibles.










Poemas


[1]. HOMBRE SIN CIGARRO

El gesto
a mitad de camino la mano
sosteniendo lo invisible

sopesándolo
así
detentándolo

como un pequeño
prisma o poder
sin llamas

la luz es luz
sólo en los dedos o en los labios
parece decir

mientras haya vida
en mis ojos habrá vida
pues

así el hombre
circundado envuelto en el humo
de una extensión inabordable


[2]. ESTRUCTURAS SENSIBLES, EJEMPLO N°2: CANCIÓN

En tus ojos
nubes piedras cielo
la sombra fidedigna de una sombra
el eco de un eco algo ajeno no sé
una esencia
leve sin suelos

en tus ojos
resbalé, resbalé...

En tu cuello
algo intacto
desprovisto de aristas
ondulándose
otra secuencia
otra textura no sé otro color
el inicio de un nuevo espacio

en tu cuello
resplandor, resplandor...

En tus labios
el descanso
el descenso a los sonidos primarios
un silencio cálido arenoso
no sé acantilado
islas el mar
algo con cielos

en tus labios
despertar, despertar...


[3]. MULTIPLICACIÓN DE LOS HELECHOS

Qué solos se hacen los días
sobre todo en eso del pensar la luz
y el calor en la piel
y vos decís, bien
los días no te precisan a vos
para ser

los yuyos crecen
el agua se derrama en las veredas
el mate las siestas iguales
todas esas cosas se ordenan
se suceden, suceden
estrictas, vos pensás
bien, los días se hacen solos

mientras, en el fondo, los helechos
ajenos, anónimos
se multiplican
sin razón y sin fe

así
sencillamente
se multiplican
helechos helechos 
helechos helechos helechos 
helechos helechos helechos helechos 
helechos helechos helechos helechos helechos
helechos helechos helechos helechos 
helechos helechos helechos 
y vos decís, bien
es eso nomás
helechos, helechos hasta el fin...


[4]. OCIO EN EL AIRE

Los árboles se mueven
los he visto
de noche
amparándose
en la oscuridad tibia
de la luna nueva
y los imprecisos
ilusionismos del viento

los he visto
en otoño

hacia el norte
despacio
a paso de árbol


[5]. DESTINO CISNE

Al final cantar
de todas las cosas
parece ser
lo que ser

por eso dejo que pasen las horas
buscando
esa palabra exacta
por eso no me molesta
la atonalidad 
ahora

cuando rompa mi mudez
mi cuerpo desnudo brillará
y sabré
de todas las cosas
cantar al final

cantar
el final
de todas las cosas

por eso acicalo mi plumaje
despacio
y dejo que bajen
suaves los veranos

de,  La anchura y la llanura , Ediciones Patagonia Escrita, Bariloche, 2018.

Diego Rodríguez Reis




_Diego Rodríguez Reis (Buenos Aires, 1979) es escritor y columnista de literatura en diversos medios digitales y radiales. Ha sido becado por la Fundación Antorchas (2002-2003) y por el Fondo Nacional de las Artes (2007). Ha publicado: El Charco Eterno (El Camarote Ediciones, 2009), Lo Levemente Ajeno (El Suri Porfiado Ediciones, 2013), Correspondencias Secretas (Ediciones Del Dock, 2015) y La Anchura y la Llanura (Ediciones Patagonia Escrita, 2018). Ha integrado antologías nacionales e internacionales. Dicta Talleres de Escritura Creativa y forma parte del staff editorial de la revista SurRealidades. En 2020, su cuento Caballo de trapo fue uno de los 25 textos seleccionados para integrar la plataforma nacional Audiocuento. En 2021, recibió el Tercer Premio en el Concurso de Cuento del Fondo Nacional de las Artes, por su libro La forma del amor. Coordina, junto a Cecilia Fresco, el sitio La zona (crítica y ficción).

martes, enero 21, 2020

EUGENIA COIRO





Qué es la poesía. Ensayo algunas respuestas. Un filtro para ver mundos. Una lupa que aumenta y quema. Una cámara oscura llena de música. Un procedimiento para revelar secretos. Una rendija en la puerta entornada que da al jardín. Lo que se ve a través de ella agita los sentidos. Lo que se escribe agita la lengua. Vibra el cuerpo. Cuando insiste en latir toma la forma de un poema.
La escritura me es indispensable. Son muchos los motivos. Escribo porque necesito traducir algunas imágenes, personajes, lugares, sensaciones, estados. Escribo para aliviarme, para desagotar el corazón. Escribo para ver. Escribo porque algo se activa cuando estoy leyendo y encuentro poesía, es como si una música ancestral hiciera mover a mis huesos.
Algunas de esas escrituras se hacen poemas. Para que eso pase hay un camino: vuelvo a leer, escucho el texto en la voz, lo pongo a prueba. Las palabras se escriben, se tachan o se borran, se sustituyen, vuelven; y lo mismo con los versos. El proceso de corrección o edición es lo que más tiempo me toma y lo disfruto mucho. Trabajar el poema como un todo pero también diseccionarlo, rascar cada parte, preguntarle por qué a cada palabra, a cada verso. Me alejo del poema, un poco, no demasiado, vuelvo a mirarlo intentando saber de qué está hecho, qué pasa con su forma, su sonoridad. Rara vez cuestiono la imagen, la escena, aunque a veces pasa que en ese momento de revisar descubro que ha quedado algo por decir o algún personaje ha surgido en ese escenario y es necesario un nuevo poema en el que pueda habitar.

Poemas

Los bañistas
diseminados
en la semicircular 
costa gris
destacan
lo vivo carne
ardiendo sus trajes
colores vivos
sombreros claros
montoncitos de 
ropa apilada
torsos piernas 
rosadas mejillas salpicadas por el mar
al oeste las montañas
desiertas se quieren
apagar contra el cielo
una bruma clara
vela el marrón
en las laderas y suaviza
lo vegetal

***

El mar es un lugar oscuro
a pleno sol
el relieve de la orilla
tostadas elevaciones que saben a sal
abajo
el frío
refugio
lo descubro con mis dedos
hurgo y acaricio
quiero entrar salir 
las olas hipnóticas
con sus pliegues plateados
suspenden el tiempo
en la espuma
abandono todo deseo
la insistencia del sol
por un instante
cierra mis ojos

***

te cubrí de caracoles
y piedritas del mar
supe distinguir mi intento
cuando esa luna roja
despejó el cielo
rápida, exagerada
tan poema
me pude ver

***

Como hace tiempo 
querría que me lleguen 
noticias de tu voz 
escondido en un jardín 
Hojas, caracoles
un puñado 
de arena 
de río
Me gustaría escuchar 
el sonido de una abeja
cosquilleo vibrante 
todo 
contado por vos 
Guardar bajo mi lengua 
esas chispas ruidosas 
ácidas y dulces. El secreto 
estallando adentro 
durante el resto del día


***

Cuánto tiempo
toma a la herida
desaparecer
completamente
olvidada
y si esto es
como me parece
imposible
cuánto tiempo tarda
en hacerse invisible
en volverse menos que un recuerdo
una mancha grisácea
en la superficie 
lunar

Eugenia Coiro


Eugenia Coiro nació en Buenos Aires, es periodista (Tea) y correctora literaria por el Instituto Eduardo Mallea.  Desde 2014 coordina talleres de escritura en Siempre de Viaje-Literatura en progreso. Realiza diversas tareas para Viajera Editorial, forma parte del consejo editorial, corrige y colabora en la producción de eventos artísticos y literarios. 
Publicó los libros: Fragmentos del fin ,Viajera, 2016; Agua o niño que corre ,Viajera, 2014; Bengala Hotel, Viajera, 2011 y 374, De los Cuatro Vientos, 2007. Su poemario Bestiario de un jardín con sombras está en proceso de edición. Integró las antologías: La tinta y el blanco, Ediciones Mallea, 2009; Himnos Nacionales, Años Luz, 2014 y Cómo decir, Ruinas circulares, 2018. Entre 2009 y 2011, algunos de sus poemas fueron publicados en la revista española Cuadernos del Tábano. Fue invitada al V Festival de Poesía de Lima en 2014. En 2019 participó del Festival Permanente y en el proyecto feriaamericana.online