lunes, junio 21, 2021

¿QUÉ ES LA POESÍA? - PRIMERA ENTREGA




La prosa me resulta (salvo que lea o escriba sobre temas muy duros) menos desasosegante que la poesía. La poesía (en la creación, no  tanto en la lectura), es una experiencia de quiebre, de ruptura de las estructuras formales habituales del lenguaje. Eso sume al  poeta en un lugar de incomodidad e incertidumbre. Claro que la prosa puede abordar contenidos sumamente dolorosos y angustiantes. Y la lírica sumamente gratificantes. De modo que tampoco hay allí leyes. Pero un  escritor debe preservarse y aprende a hacerlo, si es lo suficientemente hábil o, en  el mejor  de los casos, sabio. 

(Adrián Ferrero

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La poesía es una forma de estar en el mundo, de percibirlo y transformarlo en expresión. Como decía Lorca está en la calle, y acompaña las revoluciones y luchas de los pueblos.

(Agostina Paradiso).

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 A partir de cierto momento, producto del trabajo, la investigación, la edad, la poesía sostiene unívocamente todo aquello que en el mundo aparece como suelto y en permanente desvío.

 (Alberto Muñoz).

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...la poesía es para mí, una hembra, una hembra voluptuosa, casquivana y esquiva, que intento atrapar cada noche y nunca lo consigo y esto de alguna forma me mantiene vivo.

(Aldo Novelli)

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La poesía es para mí un paréntesis en medio de un inmenso mar.

 (Alejandra Correa)

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Mi vínculo con la poesía es visceral, orgánico; pero a la vez tiene una fuerte componente racional y cerebral. No creo que sean elementos antitéticos, sino complementarios.

(Alejandro Méndez)

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En el intento de escribir poesía me acerco lo más posible al objeto que me convoca, lo nombro (tal vez lo describo) luego viene el extrañamiento de ese objeto y lo que subjetivamente pasa. No es nada fácil, por eso me gusta.

(Ana María Grandoso)


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La poesía aparece en forma de imágenes, no como música...  No se trata de una revelación sino de ver algo que está ahí, un detalle; tiene que ver con el ejercicio del despunte (me salta a los ojos, o al oído) o de la contemplación (que suelen ser fases sucesivas en la previa y en el proceso de mi escritura).El resultado de este comienzo siempre es breve, porque mi poesía tiene que ver con la brevedad.  

(Ana Porrúa)

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La poesía es una forma de habitar el mundo, un estar atento para dejarse atrapar por ciertas cosas, o para percibir algo, y ponerlo en palabras, o para escuchar algo, y hacer algo con eso. Es un privilegio, en cierto sentido: un poema terminado da trabajo, a veces cuesta y hasta da bronca, pero también alivio, como si el acto de escribir participara de una suerte de exorcismo, o como si el hecho de entregar algo fuese una devolución, o el entregarse a algo fuera un modo de la participación con lo que a uno lo rodea, o como... No se trata nunca de expresarse: la palabra es desdichada. Es más vale un pensamiento en acto, un pensamiento (afección, percepción, concepción) que se hacen a sí mismos, se bizquean, se exploran, un hallazgo de algo que estaba ahí y sin embargo no se sabía bien qué era, ni cómo. Hablar por medio de lo que se habla en uno.

(Anahí Mallol)

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Creo que lo que más me atrae de la poesía es la posibilidad de convertirla en algo diferente, de pensarla como un material propicio para pruebas. Llamamos "poesía" a una producción así denominada, toda perteneciente al pasado –cada cosa que leemos ya ha sido escrita, y en ese sentido pertenece al pasado- y dejamos que eso impregne definitivamente nuestra concepción de lo que podemos crear bajo ese rótulo, "poesía". Pero en realidad la poesía no existe, es una ilusión, -como podríamos decir de cualquier género- que se perpetúa porque, al englobar miles de producciones individuales bajo esa noción, nos permite creer que existe una entidad con valor de verdad e independiente del mundo sensible. En ese sentido, nuestro modo de imaginar estas cuestiones resulta muy platónico. Y por eso seguimos hablando de "buena" y "mala" poesía, como si en el fondo se tratase de decodificar cuán cerca está una producción individual de ese ideal poético inamovible.

 (Aníbal Cristobo)

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jueves, junio 10, 2021

GASTÓN CÓRDOBA

 



¿Qué es la poesía? Un modo de comprender y explicar el mundo fundamentado en una serie de conocimientos y de técnicas que provienen de la literatura, pero también de lo histórico, lo social, lo político, etc. Precisa emoción (¿qué actividad humana no la tiene?), pero no lo supedita todo a ella, le brinda, por medio del trabajo razonado, la forma que el poeta considere más apropiada. Como sabemos, si posee ideas y formas inéditas, sobresaldrá entre las de su época. Si tuviera que definir la poesía que escribí hasta hoy, diría que es diáfana y melancólica, lo mismo que el canto de la perdiz en los montes de mi infancia.

Por otra parte, respecto de lo espontáneo y lo planificado, Fuegos en la noche y Huérfano de mundo, los dos primeros libros que publiqué, contienen poemas escritos a partir de lo que iba surgiendo. El plan consistía en hallar sus afinidades y disponerlos de manera que tuvieran cierta lógica. Más tarde, esa forma de escribir fue quedando relegada. Para algunos poemas investigaba, para otros no. Así creo ver una mayor coherencia en Final del día y Donde hubo cielo, mis libros más recientes. Para el libro que elaboro en estos meses, me ajusté a un plan, que las nuevas lecturas fueron enriqueciendo y que, por eso, me tienen revisando la versión que tenía acabada. Corrijo bastante, lo que me convierte en alguien lento. Fueron poquísimas las ocasiones en que no lo hice. Corregir es un trabajo que, cuando es mayor, desmonta y vuelve a montar, y cuando es menor, pule y matiza. Y la más de las veces es ambas cosas. Por lo general, escribo y luego retomo lo hecho. En mi caso, el poema inicial no se parece al poema final. Tacho, quito o agrego hasta que lo escrito alcanza cierta consistencia que no admite más modificaciones, en otras palabras, hasta que me parece que idea y forma son indisociables. Es, en suma, una tarea que enfría la primera candencia. Pese a todo, uno escribe lo que puede y no lo que quiere.

En cuanto al procedimiento de escritura, suelo partir de notas que voy tomando de algo que leí, oí o vi. Alguna frase, verso o imagen que luego me lleva a leer y escribir. Descreo del poeta «poseído» y de que «el poema se escriba solo». Por lo general, lo hago de noche, cuando hay más silencio, aunque, si estoy en una buena época, también lo hago de día. Antes escribía con música instrumental, de cualquier género, pero de un tiempo a esta parte me es necesario el silencio. Alguna vez escribí a partir de formas musicales. Me compartieron la música de un género musical al que debía colocarle letra. Así nacieron unas pocas canciones. Esta experiencia me llevó luego a elaborar poemas que tienen un patrón rítmico más regular. Una especie de vuelta a los orígenes, al verso medido, para tratar de comunicar algunos universales: el (des) amor, la soledad, la muerte o el paso del tiempo.


Poemas

 

ERA el tiempo de la espera.

Ardía el frío en las ramas

y el aliento no alcanzaba

como ración diaria. Había

dolor en las palabras,

en cada aroma, en cada afán.

Como un golpe que no ceja

y que no acaba de derribarnos,

había dolor en el dolor.

Pero estaba tu nombre

y su ternura. ¿Quién sino él

ha deshecho tanta pena?



De Fuegos en la noche (2010)

 



V

 

EN las afueras de las tiendas

la noche es polvo del día.

 

Así la intuye el niño

delante de la modesta hoguera.

 

Mira en sus manos

los guijarros encontrados ayer

—tienen el peso de las monedas de oro—;

juega con ellos,

los ordena, los esparce,

creando formas que no descifra.

 

Cansado

cierra el leve puño y los párpados.

 

Dios y el abismo

le aguardan en una noche remota.

 



De Huérfano de mundo (2010)

 

 


ECCEHOMO

 

DE gritos estoy hecho

 

porque he andado a tu lado. 

He sido –por vos–

tus ojos, tu dolor, tu miedo.

Tu impiadosa rabia.

 

Vengo –todo espina

y todo piedra– del infierno.

 

Conversar

                   de nada sirve.

Ni siquiera una palabra tuya

podrá sanarme.

 

De Sombras del tarco (2011,2020)

 

 


HUGO DÍAZ


 

LEJANAS, como el silbato del tren     

que lo llevó hasta Buenos Aires,     

las notas iniciales de la armónica   

desangelan la calle. Es la vigilia

de alguien que busca vanamente

retornar hacia el pasado; una música

nacida en alguno de estos balcones 

donde solo crecen tendidas

ropas y garrafas gélidas y sucias.

Como un perro perdido que de pronto

oye la voz de su amo, quieto,

escucho el fraseo ronco de las notas:

un tango gastado durante largas

noches de humo en míticas boîtes

donde la muerte aplaudía y esperaba.

En las ciudades, la soledad siempre

es un tango. Y en ocasiones,

también, es un país de madrugada.

Él lo sabía. Por eso tocaba

ásperamente, como ahora

que, en ráfagas y desde una penumbra

incierta, lo hace para dos extraños.

 

 

De Final del día (2015)

 





BLUES


Llueve como entonces en la ciudad

en que nos despedimos. Cruzamos,

destellos cenicientos, las estaciones

y nuevamente tu vestido tiembla

sobre tus piernas, rojo como el deseo,

antes abierto a la noche. Pronto,

una vez más, nos quedaremos solos.

Doloroso, como un blues, el silencio,

y en la garganta la ginebra mala

de la resignación. Igual que quien

dice el verso más difícil, repito

las palabras que nos negamos,

pero no las oyes. Formas del miedo,

gotas de este vaho que ciega al día,

línea tras línea van deshaciendo

la imagen de esa noche. Tras ella,

como si las nubes hubieran hecho suyo

el año entero, sigue, terca, la lluvia.



De Donde hubo cielo (Ed. del autor, 2019)




Gastón Córdoba


Gastón Córdoba nació en Taco Ralo (Tucumán), en 1977. Es autor de los libros de poesía Fuegos en la noche (Lulu, 2010), Huérfano de mundo (Bubok, 2010), Sombras del tarco (Issuu, 2020), Final del día (edición del autor, 2015) y Donde hubo cielo (edición del autor, 2019). Sus poemas han aparecido en revistas literarias y antologías de Argentina. Formas del humo es su blog en línea. Estudió Comunicación Social, trabajó como productor de radio y redactor en diarios de su provincia y de España. Fue coordinador y profesor en institutos de nivel medio y superior. Dicta cursos sobre redacción e interpretación de textos, comunicación institucional y metodología de la investigación social.