lunes, septiembre 24, 2007

BÁRBARA GALLOTTA



Escribo a la tarde cuando llego de trabajar o a la noche aunque preferiría escribir por la mañana, con luz natural, “fresca”. No escribo de madrugada ni me quito horas de sueño para escribir. Por lo general escribo con la tele (bajita) y música (no la radio que es demasiado invasiva). El silencio, que en otros momentos valoro mucho y me sienta muy bien, no me ayuda para escribir. Puedo escribir y hacer zaping al mismo tiempo. Necesito no estar tan concentrada para escribir, un poco de ruido alrededor me permite mantener cierta distancia, no regodearme en el texto-ombligo-del-mundo. En este estado de atención flotante estoy permeable, mi escritura se enriquece si levanto la vista, cambio el foco, luego retomo.
Me gusta la computadora, la siento una aliada. Me permite hacer cosas que el papel y el lápiz no; su prolijidad, su linda letra son un buen contrapunto a lo que puede estar pasando por mi cabeza. A veces, si le doy vueltas y vueltas a un poema y “no sale”, intento con lápiz y papel como si tratara de sacarle palabras a la mano un poco por la fuerza. A veces funciona y a veces no.
El momento en el que aparece el germen de un poema por primera vez, sigue siendo bastante misterioso para mí, y fascinante. Cada vez que sucede me parece irrepetible, irrecuperable, imposible. Pero esta sensación dura sólo un instante. Inmediatamente me tranquiliza comprobar que hubo una vez anterior, y otra anterior, y otra anterior en la que la poesía surgió. Aún así, este sentimiento me hace reverenciar de cierto modo y agradecer la escritura. Así como reverencio y agradezco la lectura de algo que me toca o me inspira. Cuando se produce la sorpresa frente al propio texto, es de lo más grato. No tengo un plan previo. El plan se va armando cuando empiezo a encontrar temáticas comunes o posibles diálogos entre varios poemas. En esa instancia sí realizo lecturas (en general leer me provoca ganas de escribir) y busco en otras artes buenas compañías y fuentes de colaboración. Me gusta revolver entre los libros de pintura y encontrar algún cuadro o un pintor que me acompañen en el proceso y me ayuden a dar un tono, un trazo a lo que estoy escribiendo. Lo mismo con la música.
Corregir es la posibilidad de leerme. Es un proceso, por lo general, pausado, lento y que aprendí a disfrutar. Es cuando comienzo a descubrir de qué va el poema. A darle forma. Ahí es cuando aparecen núcleos temáticos, ritmos, una musicalidad y la posibilidad de comunicar, vislumbrar un lector que complete el poema. Por lo menos en este momento, corregir para mi es dar a leer el poema. La lectura en voz alta y sobre todo escucharlo en la voz de los otros, es fundamental. Me nutro de las apreciaciones de otros poetas.
No hay una única manera en la que aparece la poesía. A veces presiento el costado poético de una anécdota o una situación y trato de buscar el ritmo para remarcarlo. Otras surge en forma de imágenes. Y otras no surge y sentarme a escribir es ir a buscarla a través de las palabras. Más que nada siento que día a día redescubro mis propios rituales y procedimientos y que mi vínculo con la poesía es diverso y aleatorio, en todo caso es un punto de vista, una mirada, unas ganas de que sea poesía.


Poemas


la malasia queda
tan cerca de casa
porque malasia es
atrás del alambrado

que da miedo
mirar de noche
y quedar ciega
de tan negro
de tanto miedo

**

me olvido
un zapato
en la noche

mientras duermo
ahí adentro
se junta todo
el rocío
del campo

**

sobre la panza
del caballo
tendido
en el pasto
apoyo
la oreja

adentro

sopla

el viento

del campo

**

el portón de madera
cede relinchando
al permiso
de una nena
y su muñeca

juntas en el umbral
damos la espalda a la casa
abrimos bien los oídos
así nos ofrecemos
a los pájaros y al viento

gajo tras gajo
intentamos encontrar
nuestra mitad

**

bajo la ventanilla
y entra

onivia
olorife
de vaca dulce

nos miramos
ojo con ojo
para saber
qué está pensando

y caemos

adentro

del sueño

profundo

de vaca

**

un caballo pasa
es marrón o es negro
y corre

corren los hombres detrás
con látigos y monturas
y bombachas de gaucho
dicen ooooo al caballo
que muestra sus patas
arriba en el aire
asustando a niños y gauchos

arde troya
en la casa
delfindelmundo
esta vez
es muy lejos
dice mamá
el nombre inventado
de papá
que cruza los ojos
para juntar todo
lo de antes
y lo de ahora

**

amanece
papá
lejos
en el campo

lo llaman
tierra adentro
los caballos
los pájaros
el viento

**

milingítara calandra
en el asiento trasero

milingítara calandra
milingítara calandra

milingi
tara
cala

milingi
tara
cala

mi
lin
gi
ta
ta
ta
no sale
y vuelta
a empezar

papá amenaza
comernos vivos
y nos hace cosquillas
con la mano
que no sostiene
el volante

**

escondida
en el umbral dormido
la cuenta regresiva
espero

piedra libre
para correr
zambullida
en olor a pasto
estrujado de pies
de chicos

¡no me van
a encontrar!
¡no
me
van
a
encontrar!

pero los gritos
de la leche hirviendo
nos descubren

los escondites
en la niebla
desaparecen

**

un rodete
dos rodetes
una trenza
una cola de caballo

cada noche
se sueltan
los peinados
del domarrulos

telaraña
empolla rodetes
llevame
al
in
fi
ni
to

**

hamacando la espera
a papá que llega humeante
montando su coche
veeerde
rooooojo
amariiillo
A N A R A N J A A A D O

a los pies de la cama
envuelto en su neblina parisienne
papá cuenta el cuento
del tutú misterioooso

había una vez un tutú
muuuy pero muuuy misterioso
estaba pintado
de tooodos colores

rooojo...

veeerde

amariiillo

A N A R A N J A A A D O

pinta papá
de colores
la oscuridad

**

me saco
el rocío
de adentro
para ir
a dormir

mamá
lo guarda
para regar
las flores
a la mañana

**

de blanco
pintados
los abuelos
enceguecen
a las fieras

aullan
perdidas
atrás
del alambrado

y los chicos
tranquilos
nos deslizamos
por la pampa
domesticada

**

olor a jabón
y a cigarrillo
por debajo
de la puerta

en puntas de pie
vamos a espiar
la mala vida
que llevan
las vecinas

recién al día
asomadas
se destiñen
bajo el agua
de los baños

hace espuma
el jabón
en la pileta
y allí descansan
las bombachas
esperando
la refriega

del otro lado
de la cerradura
descubren su piel
las panteras negras

**

enfermedades espantosas
nos enseñan en la escuela
mortales
ronchosas
picantes
contagiadas por insectos
como elefantes:
mosquitos sangrientos,
vinchucas
cucarachas
y hasta las hormigas
son mortales
en este costado
del mundo cuadrado

¡una hormiga
un elefante!

no son nada para un tigre
acostumbrado a cazar
hombres en la malasia

**

a la tarde
cuando volvemos
del colegio
su mano
me ayuda
a cruzar
la medianera

la oreja
a la pared
pegada
escucha dientes
de la malasia
afilando
para la merienda

si nos sobra

les damos

un secreto

de comer

**

enciende
las velitas
mamá

en fila india
los chicos
sortean su porción

soplo y entra
invierno
por debajo
de la puerta

ta
te
ti
suerte pa
ra mí

**
viajando
papá es ateo
y escucha profecías

a su alrededor
hay más
de lo que sus ojos
pueden mirar
y llegar a ver
y llegar



lo que siempre fue
lo mismo será
lo que siempre hicieron
re pe ti rán
re pe
pe pe
ti pi
ran pa


pa


De, Albadecunde 



Bárbara Gallotta



Nací en Buenos Aires el 15 de julio de 1974. Soy Licenciada en Artes de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA y trabajo en la industria del cine.

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