Escribo de manera algo caótica, como a toda creación, le precede el caos.
Comencé a escribir en bares, colectivos, playas…, con lapiceras en pequeñas libretas que podía llevar en mi cartera. Lo hacía por la mañana, en los momentos que me quedaban entre los trámites bancarios, la limpieza de la casa y la comida para la familia, antes de entrar a trabajar, por la tarde.
Así, a los 40 años, escribí el primer libro Cuerpos perfectos que obtuvo el 1er. Premio del XXIV Concurso de Escritores Patagónicos, edición 2004.
El segundo libro Underwear - de próxima publicación - nació en un ámbito más relajado.
Si puedo elegir cómo escribir, lo hago por la mañana, frente a una ventana, en la (pc) portátil y en silencio.
En realidad, ése es el acto físico de escribir. El poema ya está en mí, antes. Claramente. A veces con varios procesos de corrección incluidos. De modo que no estoy tan condicionada por el “cómo” escribo.
Es rara la vez que me siento a ver qué cae: como una pescadora, tiro la red y veo qué queda. Paso el tamiz a mis sensaciones últimas y siempre la memoria tiene algo guardado que la marea se encarga de traer. Suelen aparecer poemas que ya había escrito mentalmente, y que había olvidado. El poema surge de la sorpresa y de la emoción. Llega en una forma muy corta y definida y sin parecerse a ninguno de los autores que alguna vez leí. En este sentido, la investigación y las lecturas me ayudan más cuando escribo narrativa. Siempre que puedo, dejo descansar un texto. Es muy necesario para mí. Reposa hasta que encuentro la clave para seguir. Sólo es una cuestión de tiempo. La corrección es tan importante como la creación del poema. Son dos procesos tan simbióticos que no puedo imaginarlos por separado.
En muchos casos, mi poesía es información celeste. Algo que llega, incluso con su forma. Me toca decodificar y volver a codificar. Traducir esa imagen poderosa en palabras para comunicar la experiencia. Y compartirla.
Comencé a escribir en bares, colectivos, playas…, con lapiceras en pequeñas libretas que podía llevar en mi cartera. Lo hacía por la mañana, en los momentos que me quedaban entre los trámites bancarios, la limpieza de la casa y la comida para la familia, antes de entrar a trabajar, por la tarde.
Así, a los 40 años, escribí el primer libro Cuerpos perfectos que obtuvo el 1er. Premio del XXIV Concurso de Escritores Patagónicos, edición 2004.
El segundo libro Underwear - de próxima publicación - nació en un ámbito más relajado.
Si puedo elegir cómo escribir, lo hago por la mañana, frente a una ventana, en la (pc) portátil y en silencio.
En realidad, ése es el acto físico de escribir. El poema ya está en mí, antes. Claramente. A veces con varios procesos de corrección incluidos. De modo que no estoy tan condicionada por el “cómo” escribo.
Es rara la vez que me siento a ver qué cae: como una pescadora, tiro la red y veo qué queda. Paso el tamiz a mis sensaciones últimas y siempre la memoria tiene algo guardado que la marea se encarga de traer. Suelen aparecer poemas que ya había escrito mentalmente, y que había olvidado. El poema surge de la sorpresa y de la emoción. Llega en una forma muy corta y definida y sin parecerse a ninguno de los autores que alguna vez leí. En este sentido, la investigación y las lecturas me ayudan más cuando escribo narrativa. Siempre que puedo, dejo descansar un texto. Es muy necesario para mí. Reposa hasta que encuentro la clave para seguir. Sólo es una cuestión de tiempo. La corrección es tan importante como la creación del poema. Son dos procesos tan simbióticos que no puedo imaginarlos por separado.
En muchos casos, mi poesía es información celeste. Algo que llega, incluso con su forma. Me toca decodificar y volver a codificar. Traducir esa imagen poderosa en palabras para comunicar la experiencia. Y compartirla.
Poemas
I
Desconfiá – dijo Antonio -
de la poesía en la prosa
entonces confié
en la prosa de la poesía
II
Estoy salida de mí
como esos pajaritos
que no reconocen a su madre
ni el nido donde nacieron
III
Abrazame – le digo
él deja caer su brazo en mi espalda
y aparezco en una farmacia
entre flores de plástico
Abrazame – le digo
él deja caer su brazo en mi espalda
y aparezco en una farmacia
entre flores de plástico
VI
Cuidate de mí
que ando dura y espinada
como las ramitas del piquillín
cuidame de mí
VII
Al que subió al colectivo
con las muletas gastadas
y las piernas torcidas
al que vende el telebingo
en otra lengua
al que anda con la vida puesta
por la calle
los abrazaría
si no fuera porque ando tan apurada
con las muletas gastadas
y las piernas torcidas
al que vende el telebingo
en otra lengua
al que anda con la vida puesta
por la calle
los abrazaría
si no fuera porque ando tan apurada
VIII
Abrí las ventanas
y el humo de las palabras
quemadas
en el último infierno
salió de la casa
IX
El conoció a su papá
a los trece
charlamos más de dos horas
y todavía falta – dijo –
no se puede
contar toda una vida
en un rato
El conoció a su papá
a los trece
charlamos más de dos horas
y todavía falta – dijo –
no se puede
contar toda una vida
en un rato
XV
Un bebé sonríe al hombre
en el colectivo
no sabe si ha matado
o es ciego
XIX
Cuando lavo los platos
borro
tus ojos pegados
XXI
Qué sentido puede tener
este deseo impar
cuando esté muerta
XXIII
Cuando hago
lo que tengo que hacer
no sé a quién
le debo la paz
XXVII
Me gusta el frío
sabe meterse
bien adentro
donde los demás
no se animan
XXIX
El se fue
yo quedé
abrazada
al caño del calefactor
XXX
Cuando supe
que te había dado todo
sin que te des
por enterado
dejé caer mi corteza
como una cáscara seca
y seguí
a savia viva
Signos (vitales)
I
Voy a ajustarme
la ropa al cuerpo
para que no se anden cayendo
los huesos
IV
Cimbran mis tripas
son las primeras
en enterarse
V
Cuando creo
que piso firme
la tierra
mueve
sus piernas
Cuando creo
que piso firme
la tierra
mueve
sus piernas
VI
Espero el colectivo
en la esquina
como quien espera
que la saquen
del mundo
VII
No sé si lo hago
para mí
o
contra los otros
XIII
Sí
yo soy
la que guarda
semillas vivas
en tumbas de papel
XIV
Tan guerrera
entre los suyos
tan ordenadora
de la paz
puertas adentro
XVI
Crecen
más que yo
las uñas
XVII
Me gusta ser
esas flores
amarillas
de cuerpo verde
que crecen
en los caminos
XIX
Por dónde se apaga
este viento
que tira piedras
a lo hondo
XXI
la respiración
de los otros
llevo
una vida
agitada
XXV
Si aprendiera de una vez
la muerte
nunca llegaría
demasiado pronto
XXVI
Como
y me consuelo
XXVII
Mi boca
como el ojo de un pez
quiere hablar
y llora
XXVIII
El ego
no me deja
ser yo
XXIX
La vida
esa amenaza
Imagen (soñada)
I
No puedo dormir
soy una mujer cubista
con un trozo de hielo
sobresaliendo
de su garganta
III
Muerta en el pastizal
con la bikini negra
y una mano
nacida de la tierra
metiéndose
en su entrepierna
IV
Corría
del sueño
a la playa celeste
y no había salida
V
Anoche entré
al mar
para nadar
llegué a la playa
seis horas después
no supe decir
dónde había estado
VI
Me levanta
todas las noches
dormida
y grita
yo no la dejo vivir
ella no me deja dormir
IX
Era el dibujo lánguido
de un comic
mirándose en la puerta
de gelatina plateada
X
Trepaba
un mueble
interminable
lleno de ropa
sabiendo que me caería
que no tenía sentido
XI
Cierro los ojos
y veo
con lentes
de aumento
Figura esculpida (en hielo)
III
No es que las mariposas
hayan pasado de moda
es que ya nadie
habla de ellas
IV
Nadie es como lo pintan
nada es como lo cuentan
hay que caerse del cuadro
salirse de la historia
para saberlo
V
De vacaciones en el mar
ella le dijo
vos no me querés
más
y él contestó
vinimos hasta acá
a olvidar
todo eso
VIII
Entró en la oficina
de recursos humanos
llevaba su pasado
y el tiempo
que le quedaba
para vender
XIV
Me gusta estar en la playa
puedo recordar
cómo vinimos al mundo
XV
La madre entró en la casa
qué frío - dijo
y todos
temblaron
un poco
De, Cuerpos perfectos
Silvia Iglesias
Silvia Iglesias, vive en Puerto Madryn, Patagonia Argentina. Profesora de letras, periodista, escritora. Su primer libro es Cuerpos perfectos con el que ganó el Primer Premio del XXIV Encuentro de Escritores Patagónicos en su edición 2005. Las críticas aparecidas en Ñ (revista cultural del Diario Clarín), en Radar (suplemento cultural del diario Página 12) en la revista de poesía Plebella, entre otros medios literarios, destacan la originalidad de su estilo y su voz.
Interesante el proceso de apropiación de la escritura. Gracias por esa expresión "información celeste", creo que resume una idea difícil de expresar.
ResponderBorrarGracias también por esos poemas.
Gracias! Silvia Iglesias
BorrarPoemas extraños y sintéticos. Intensos.
ResponderBorrarMe gustaron mucho, gracias.
Maite Vosz
Gracias! Silvia Iglesias
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