viernes, enero 25, 2008

LILIANA PONCE


Santa Teresita, 1970

Escribo todos los días, en bares o locales de comida fast food; absolutamente imprescindible salir de mi casa. Lo ideal: una hora o más por la mañana y lo mismo por la tarde –lo que no siempre puedo cumplir por otras tareas que desarrollo, como dar clases. El ruido o la música externa, aunque no sea de mi agrado, no me perturban: una vez concentrada, ni me entero. Antes de escribir leo un rato –poesía o ensayo, nunca narrativa (con este objetivo, claro). Escribo siempre a mano, con lapicera de tinta, en cuadernos o libretas. Escribo diariamente, pero no siempre poesía, ya que trabajo en ensayos, textos informativos, traducciones y mi diario personal. Soy muy desordenada con mis textos. Los conservo, pero nunca sé muy bien dónde si ha pasado cierto tiempo.
No todos los poemas han tenido ni tendrán el mismo origen –a veces hay un plan que emerge de un deseo, una pulsión, de armar algo “sobre”, a menudo experiencias emocionales dolorosas. A veces, también, algo mecánico, automático, que surge de corrido, una música, un tono, que se me impone palabra tras palabra –y yo casi medium, zoombie.
A pesar de que muchos ven en mis poemas algo muy cuidado, casi no corrijo: los puedo aceptar o desecharlos directamente. Un año o más están ahí hasta que decido revisarlos y pasarlos en limpio; los tipeo en la computadora y entonces pueden tener otra leve corrección, o descartarse definitivamente. Creo que dejaré muchísimo material inédito. Nunca he tenido urgencia por la publicación.
Es difícil y engañoso escribir sobre la poesía y sus procedimientos –la percibo como la más absoluta y perfecta sinestesia donde a los cinco sentidos agrego, como enuncia el budismo, un sexto: la conciencia, la mente instalada como espejo. Escribir y leer poesía son espirales infinitas de riesgoso recorrido –del éxtasis a la emulación del satori, o a la más desgarrante herida con garfios.


Poemas



1.

Este gris que se abre, que comienza en el arrobamiento,
escribe el acto de perder en el lugar presente,
como la marca de una sed a la que yo mismo había abandonado.
Pero la llama de dios es tan habitual a la araña, que desaparece.
La llama es dios y se sacia en el propio pensamiento.
No rechazaría esta baba, el único punto, estrangulado entre los restos,
recordando que no sería él el desierto, el menos vacío,
en el extremo,
un amo demente.
La Edad de Oro que expira lanza frío por encima del ojo y recorre con él.
En ningún sentido yo.
–El fuego vuelve al movimiento donde el universal es interior al ser.
Este gris espectral que se abre y llama tardíamente a una liberación,
arranca su verdadera atadura,
no absorbe la parte ciega –por estrechas vías revela la entrega imaginaria,
el poder de la muerte que durmiendo rara vez nos une.
Está en el curso de su cuerpo incluso en ruinas,
ahora tegumentos húmedos, oleosos –al mismo tiempo que el objeto se deshace
puesto en tela de juicio.

2.

Brillo de lo blanco que encandila
(nada ha caído).
Debilitamiento que demuestra que el blanco no engendra.
Otro posibilita todo.
Naturaleza –
(escribo bajo el susurro de una voz que no te ha conocido
huyendo del frío,
riesgo del amanecer, y aún desde la aguda negación).
Discontinuo, nunca llamado.
Lugar que ha ocupado el lugar ocupante.
Decía: azul encendido
nada sagrado como ella atravesando la palabra con su cuerpo.


De,  Trama continua (1976), Buenos Aires: Corregidor.




I.

¿Quién es la que así me abraza?
En un anillo fulgurante adormecía su paso de langosta,
las piedras aplastaban alas de hierro en el centro de la crisálida.
Cuando abría su vigilia
la que así me abrazaba sobre el cuerpo de sus mares,
al ascender para nosotros la seda última de la marea,
el árbol-junco desgarraba sus estrías.
La que me abrazaba expulsaba el sueño y arrastraba su corola hacia la grieta.
Una mordaza –el diente en el río del cuello,
la negación del deseo que emerge sin fin sobre la red.
A través de las noches el áspero silencio del roce del erizo,
agujas en el cuerpo único.


IV

Señora de la noche
vuelve tu rostro, túnica negra en la ráfaga
–como un vidrio tus ojos atraviesan la luz
ahora quieta en la inmovilidad de los huesos.
Mi espera te ata en el temblor abierto en cada viaje,
mis perdidos viajes que no son.
Y en el umbral, señora, recuérdame:
las sombras se borran al separar las cabezas
y las voces retumban,
se entregan al sueño hueco.


(Frag. del Poema 8)


De,  Composición (1984), Buenos Aires: Ultimo Reino.



Ritos cotidianos


Ritos cotidianos, sobre una manta adversa, sin mancha ni alas.
Se esparcen los objetos, van como piedras vivientes,
oscuro el salón, el pozo lleno.
No había hastío –iba más allá
como un luto hecho para los relámpagos diurnos:
casa, mano, helecho.
¿Quién al fin del día?
Reglas como brazaletes,
agujas azules en la puerta.
Voy a buscar mi nombre, ahora oculto entre la fuente y el arco
–pero el arco de yeso es un pórtico para islas, saltos con andamios.
Guardiana de día, por las noches, sombra:
es mi deseo la peregrinación del árbol.
En su corteza mi historia se cubre de moho, de estiércol
–lo que fui no me obedece.
Sobre la quietud
Línea en suspenso, áurea de bruma,
espesor, oculta diafaneidad, intensidad.
Pero, ¿de qué instancia es la fuerza? ¿de qué medida?
Reminiscencia de los telones de hule de la infancia:
por fin sin miedo, sin espera.
No a la pasión (tan sólo como beso soñado).
Ausentar el cuerpo, suspenderlo –el goce del no-sentir:
he ahí la luminosidad del lenguaje que no puede pensarse.
Herida de las palabras, carbón, agujero–
las metáforas que machacan o tajean el hilillo de las voces
–cadenas.
La metáfora que reincide como maldición.
Y ahora el lenguaje como trama de muerte y de posibles,
su inasibilidad, la caducidad de lo dicho,
lo inhallable de lo escrito:
boca y voz no pueden encontrarse.


De, Teoría de la voz y el sueño (2001), Buenos Aires: tsé-tsé.



(Diario de un curso de caligrafía china)


Día 1

En un rincón me senté a la luz de la lámpara. Ya era tarde y todos habían comenzado a trabajar.
Estaba el papel, estaba la tinta. Escaso silencio –pensé, mientras oía el murmullo.
Sensei me dio unas notas, y empecé a leer.

Día 2

Los signos multiplican los instantes. El signo y la repetición forman una corriente de confianza, de liberación. En esa corriente debo aprender a ahogar la ansiedad. Imagino un nuevo lugar en la mente que nace de este punto material, duro, pétreo. Es un punto inorgánico e indefinido, como lo que inicia la posibilidad. El comienzo de la posibilidad no es aún el comienzo.
Esta noche, el ojo reemplazará al oído. El ojo reemplazará a la respiración.

Día 3

El viaje de regreso ya tiene su mapa. Supervivencia en aguas de azúcar, ritmo de algas.
La tierra en la hondonada quebrándose –conocía por la cabeza, en la mente, insectos revoloteaban y recorrían la ciudad de tu mapa.
Labraba en la montaña materia de mar.
Un nuevo trópico dividiría los días –pensé. Los días al azar comenzaban otra vez, como cardúmenes de arcilla, en la costa.
Conocía por la cabeza, y deambulaba por la ciudad de tu mapa.

De,  Fudekara (inédito, 1998)



La urraca

Deja los puños cerrados, la mano tensa
y quedan dentro los confites.
En el armario se arrinconan
los pedacitos de cosas ya frías, olvidadas,
y al dormir, sabe que también ellas están durmiendo
boca arriba, sin la esperanza de otra vida
fuera de las puertas.
Mi tesoro es gurdar tesoros
que sólo yo entiendo –piensa.
Y esas hojas y cajas beben en el volcán
la ceniza del tiempo:
–pinzas, estatuillas, etiquetas,
para que el rey cocodrilo
llore o escupa.
Soy la urraca –dice–.
Busco cuidar lo que huye,
ese temblor, esa imagen,
lo fugaz y lo invisible



Inédito (2007)


Liliana Ponce


Liliana Ponce nació en Buenos Aires en 1950. Es egresada de la carrera de Letras de la Univ. de Buenos Aires. Se dedicó a la poesía, los estudios lingüísticos y a investigar sobre el pensamiento y las religiones de Oriente, en especial los referidos a Japón. Estudia la escritura de la lengua japonesa, la que ha comenzado a traducir.
Publicó Trama continua (1er. Premio Fondo Nacional de las Artes, Ed. Corregidor, 1976), Composición (Editorial Ultimo Reino, 1984 ) y Teoría de la voz y el sueño (Ed. Tsé-Tsé, 2001), y poesías y ensayos en diversas revistas literarias argentinas y extranjeras: Ultimo Reino, Tokonoma, El Desierto, Feminaria, TséTsé, Cuadernos de AUN, Temas de Asia y África (UBA), Casa de las Américas (Cuba), Dimensao, Inimigo Rumor y Etcetera (Brasil), Mandorla (EE.UU.), etc. Tuvo a su cargo la edición de un libro sobre teatro japonés, en el que también colaboró en su redacción, El teatro noh de Japón, y tiene un libro de poesía inédito: Fudekara. Ha realizado traducciones directas de poetas clásicos japoneses publicadas en diversas revistas literarias así como ensayos sobre budismo y shintoísmo en la literatura de Japón. En calidad de miembro de ALADAA (Asoc. Latinoamericana de Estudios de Asia y África), de CETAA (Centro de Estudios Transdiciplinarios de Asia y África), de FIEB (Fundación Instituto de Estudios Budistas) y ex miembro de la Sección de Estudios de Asia y África de la UBA, ha participado en jornadas y congresos nacionales e internacionales y sus respectivas publicaciones.
Participó también en numerosos ciclos de lecturas poéticas, entre los que se cuentan los de La voz del Erizo (Centro Cultural Ricardo Rojas), Jornadas de Poesía del Centro Cultural San Martín, La Casa de la Poesía (Centro Cultural Babilonia) y el ICI (Instituto de Cooperación Iberoamericano), en Argentina, y en encuentros en Chile, Costa Rica, México, etc. Integra antologías de poesía como Antología de poetas argentinos (Casa de las Américas, Cuba, 1994) Poetas argentinas: 1940-1950 (Ediciones del Dock, Buenos Aires, 2006) y Voix d’Argentine, 
(Cahiers Bleus, París, 2006).

8 comentarios:

  1. Qué lujo, querida Selva, es tener a Liliana Ponce en tu blog !

    Liliana: tus poemas son relámpagos azules, instantes preciosos que iluminan y se van: dejan la herida y la palabra nueva.

    gracias !!

    Alejandro Mendez

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  2. Anónimo11:19 a. m.

    Liliana,
    leí con mucho placer tus poemas y tu decir sobre la escritura. El de la urraca una delicia!
    Muchos cariños,
    Flor Fragasso

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  3. Anónimo1:58 p. m.

    Las imágenes son conmovedoras, las palabras una delicia
    Saludos

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  4. Que maravilloso todo!

    Te invito a que conozcas:

    www.miradorliterario.blogspot.com

    La primer Videoteca Literaria Independiente de los circuitos circunvalantes de buenos aires, todo lo que sucede con los poetas, escritores y performes, en videos con recitados de ellos mismos.

    Creo que vale realmente la pena hecharle un vistazo y de paso, darle promoción ya sea en el blog, o de boca en boca, a una movida puramente independiente y de esta manera crear un legado digital de un proceso, que a mi parecer comienza nuevamente a gestarse fuerte en las letras.

    Gracias de antemano, mucha literatura y saludos...

    Sebakis

    p.d: Y como siempre, mas que invitad...a pasar por mi blog a leer algo de poesía y saludar.

    p.d2: Por cualquier duda o consulta, o tan solo para charlar mi msn es: sebakis@hotmail.com

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  5. Anónimo7:03 p. m.

    Hola
    quería compartir un espacio, sin que eso implique un compromiso o una difusión en este blog.
    saludos

    http://www.elaureo-espantajo.blogspot.com/

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  6. Anónimo3:49 p. m.

    hola liliana,hermosos poemas,jorge lasmaries

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  7. Anónimo4:44 a. m.

    Ese decir selecto, hermetismo solo para poetas, metaforas anhelantes y en el vacio, palpitaciones anidando sobre todo en el conocimiento-

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  8. Anónimo4:46 a. m.

    Ese decir selecto, hermetismo solo para poetas, metaforas anhelantes y en el vacio, palpitaciones anidando sobre todo en el conocimiento-

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