La escritura y su lugar recóndito y su algo de juego de niños.
Las escondidas. Los espejos. Mansión en la que adentrarse transgrediendo reglas y prohibiciones. Hacia el mudo -imposible- lugar del encuentro entre las palabras y las cosas.
La saciedad los dioses dormidos,
la cercanía en lo lejano
y aun así lo tan mudo.
Todo eso que no cesa de no escribirse ni decirse, aproxima la piel a un encuentro que es primero sugerencia, detenimiento y promesa.
El trazo nos insinúa, somos insinuados.
Delación de nombrar un imposible, milagro incompleto, vaga promesa de quietud. Es decir, para no decir para decir, y así.
Esta añoranza particular que produce algo que nos encuentra donde no estamos. Lo evasivo del mundo permeando nuestras pieles hacia un encuentro posible. Tal vez.
Escribo sobre temas que me convocan y sí, investigo. Entre lo que me interesa están los lugares abandonados (la afición que venían despertando en los fotógrafos y en los artistas en general, parecían anunciar este mundo apocalíptico). Esto que llamamos pandemia (lo estoy trabajando a través de la filosofía y de Artaud), Me atrae el pensamiento de Oriente. Hölderlin y sus intentos de crear una religión poética. Los alfabetos y sus puertas, sus errores, sus aciertos. Lo infinito de las combinatorias. Cada letra como una llave, un código o una trampa que aumenta el acierto, el error o la neutralidad del universo. Ante lo explícito de un ensayo o una narración que abundan en explicaciones, el discurso poético es un salto sin red.
A veces es necesario dejar descansar un texto. La corrección es una reescritura, a decir verdad, nunca doy un texto por cerrado, ni siquiera cuando se publica. Tengo por lema que los libros no se cierran, en ningún sentido. Incluso nunca los “dejo morir” en la biblioteca. Busco un arte que ataque y ampare. Te diría que la corrección es parte de un permanente work in progress donde, como dice Beckett, intento fracasar más, fracasar mejor. Pero el deseo es tan grande que si alcanzo lo que busco, algo se cancela y debo pasar a otra cosa. “La imperfección es la cima” escribió Bonnefoy casi como si respondiera a la esterilidad que delata Sylvia Plath en su verso que dice “La perfección es terrible, no puede tener hijos”.
La poesía es imagen y ritmo, melodía. Creo que ambas artes, la plástica y la música, dialogan con el trabajo poético. Suelo recordar que el poeta Osip Mandelstam escuchaba una música y entraba en un estado de violenta excitación hasta que llegaban las palabras. A veces un cuadro o una foto o una melodía nos colocan en ese estado cuyo desafío es hacer escritura. No olvidemos que dos de nuestros mejores poetas, Alejandra Pizarnik y Miguel Ángel Bustos estudiaron pintura con el mismo maestro, el pintor Battle Planas. Entonces mi procedimiento es no sistemático, más allá de que me gusta escribir a las cuatro de la madrugada con muchos libros como herramientas. Entonces llega el día y las perturbaciones del mundo no llegan a derrotarme.
EL MAESTRO LIN CHI CITA UN VIEJO REFRÁN
El maestro Lin Chi dice «deja que ruja el león
y ay del cerebro de los pequeños zorros».
Caminamos y es virtud del enemigo
no mostrar su rostro
sino sus efectos.
EL VESTIDO AL REVÉS
Yo era la idiota de tu circo
con
un vestido y una mueca
por
qué agarraste mi mano
por
qué rasgaste mi ropa
por
qué pegaste?
si
yo cosía los botones
de
mi vestido en la espalda
por
qué me abriste?
si
mi rosario era un pueblito
de
palomas que se volaban
cuando
te acercabas.
KAWABATA:
El
cuerpo de una durmiente
tiene
casas, cobijas y drogas;
mirá
las tizas del kabuki
las
cosquillas, sus ombligos.
El
cuerpo de una drogada
tiene
peluches, elásticos y guitarras;
quizás
algo de tu memoria.
Cada
día intentamos la senda recta,
pero
al penetrarlas,
nos
encontramos
con
el daño hecho.
ARS
A
veces quisiera ser
un
antiguo poeta chino
cuyo
decir se ha vaciado
hasta
lograr un poema
con
muy pocos elementos:
alguien
que pronunciara
la
palabra viento
y
apenas susurrada
algo se meciera allí.
Un
músico que dispone
de
tres botellas
para
mostrar su arte.
Un
carpintero pobre un trazo
extender
una oración como un mantra. .
Puntuar:
Decir. El viento. Aquí. Esta noche.
Escribir:
la luna brilla sola entre los árboles
y
aprender a desplegar
el
misterio de esta pregunta:
¿No
está sola la luna brillando entre los árboles?
¿No
está sola la luna brillando entre los árboles?
Javier Galarza
(clase -1995)
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