Trepé por las ramas y el cuaderno
quedó abierto con un piolín atado
a la espiral de cobre.
Cuando tirara del cabo se cerraría
en forma automática al subir.
Pero el verso no entró.
Parecía considerar el asunto,
si así puedo describir el estado
de indecisión,
al sentirse atraído
en direcciones opuestas
por dos impulsos diferentes.
Escala de lo seco a lo fluido
Las letras de tinta no son muy distintas
del humo que suelta la cama de papel
en el fuego.
Y mi placer no tiene nombre cuando las palabras suben
a fundirse con la tormenta, en un ritmo aleatorio
de mariposas harapientas.
.
Sentimiento de lo que no existe todavía
Y sorbiste el tanino de las hojitas de té
para despabilarte al cielo con mangrullos crujientes,
mientras los cuerpos sueñan del otro lado
de la puerta con un diario sobre la cara.
La radio zumba con la frecuencia perdida
en el avatar del viento,
como el jején que halló su muerte
por asfixia y presión adentro del cuaderno.
Un punto negro donde no pensabas
terminar y a duras penas algo
empezaba la mano
balbuciendo.
Hay una invitación de las nubes?
Que hay un llamado del pedazo de vidrio
sobre la tierra negra?
Tu modo de ver trasluce o brilla.
Pero al hablar ya no ves.
Y al leer...
La biblioteca es el cielo
y si el cielo callara oirías
como un haiku
el exceso de velocidad del pensamiento.
Memoria en trompe l’œil
La miré a paso rasante por el camino verde.
No era la pajarita que se puso
a galopar sobre el anca del caballo negro?
Y su camino rural empezaba
aunque hacía mucho de su nacimiento.
Aquí está el plato de aceitunas
sobre la mesa y los vasos de pis frío.
Sentado en la galería cada noche
seguías los renglones de una novela negra
bajo la ronda de los escarabajos.
Y nosotros bailamos alrededor
dieciséis años.
Vendrás a caminar hasta el vendedor de papas
y repollos?
Al menos, nos buscarás cuando termine la cabalgata
nocturna
- con el tordillo, el
árabe, el overo rosado,
nos protegerás la infancia.
O de nuevo soy otra vez la mitad huérfana?
Los chicos, mientras mataban unos piojos, dijeron:
-todo
lo que vimos y pudimos tocar
te lo dejamos,
pero lo que no vimos ni agarramos
nos lo llevamos.
Meharis Mild and Sweet
Vaporcito encantado siempre cerca
de noche
en la pieza:
un estadio de mi evolución infantil
la compulsión
y el ritual
que me asegura por el único acto fijo
en el mundo flotante.
Soy esa máquina que puede explotar
remix de "Los
deseos"
de Osías Stutman
Minutos antes de la sirena
a medianoche
disparé un cañón contra nadie
sólo por el estruendo y el humo.
No hubo ni luz ni diálogo
entre manifestantes de la pólvora:
la estrella comedida, la caña
que silba al huir de la botella
al cielo como una promesa reducida.
Sólo el cañón de mi mortero
que se puso negro y voló
con el ruido de la obediencia perdida.
De Fogata de ramitas y huesos
Abismos de luz
Bajamos los «caracoles»
que tenían forma
de un signo de interrogación,
en el Valiant de Beby y Eduardo Wynne.
La nieve fosforecía en la noche
y los faros alumbraban el precipicio
antes de girar. Miraba hacia atrás
el puro presente sin respuesta.
La tragedia, natural como la respiración,
fabricaba
la libertad lentamente.
De La indecisión
Fragmento
con palabras faltantes
… al
descubierto por una gran distracción
animada…
como porvenir. La
indecisión
ante cada metamorfosis,
la ceremonia
de la transformación en
piras sucesivas.
…………………….. y la
contención en una serie
de banda rumorosa contra
el degüello.
Un impasse en el vientre
de la ballena
adonde rueda el pedacito
de tiza.
Cantito rodado. Miro bien
arriba
el pizarrón. Lo colgaron
vertical al sacarlo del
colegio de Francia.
Estoy obligada de nuevo
a
ponerme en puntas de pie………
El robo
Sólo
se veían los dibujos de la silueta
masculina
en cada puerta.
En
otra parte, para ellas, decía:
HACE
LO TUYO.
La
escritura, femenina.
El
escritor, masculino. La mujer tiene
que
robar y lo paga con diferentes condenas
según
la condición, la época, el nacimiento
cuando
fuiste
varios
años analfabeta.
De
vuelta de las vacaciones de invierno
en
primer grado, no te acordabas
si
debías escribir de derecha a izquierda
o
viceversa.
Tu
abuelo te enseñó caligrafía
en
esas travesías por hojas y cuadernos
en
lugar de pentagramas.
Buscaste
tu música iletrada.
Tus
notas de salvaje, tus malabarismos
sin intención. Copiaste
la inclinación al chico
de la vuelta, sus letras.
Tenían un poder, una
importancia, yéndose
al este se parecían a las
crípticas de tu padre
«especialista en niños»
(la primera placa).
Casi
no podías dormir. Tenías que confesarle
tu
conversión a la maestra, lo realmente
encomiable,
la redondez clara que lograbas
imitando
maestras ¡se acabó!
Fue como cambiar de
partido, de sexo.
La angustia de decírselo.
Su decepción
anticipada. La tecnología
de la que se fue
apoderando tal pequeño
yo.
De La Tiza de Poe
post
Como en período de inminencia de la utopía, sin inminencia ni utopía, yo
también había puesto mi labor a la par de las otras labores o búsqueda de
labores del día. Yo también subo y bajo y espero y trabajo como las putas
chinas, como el hombre que pone la mesa en el restorán cabilio.
Zapatero, a tus zapatos ajenos.
No te escribí.
No te escribí
y te perdí,
poema
de la caminata.
Buenas noches, flores,
buenas noches, papel.
Hola, transparencia de borde brillante.
Liaba o leía.
Humo, qué escribís?
TENGO QUE ESCRIBIR COMO SI LO HICIERA EN UNA LENGUA EXTRANJERA
SERA MAS FACIL SI DIRECTAMENTE EVITO EL COMO SI…
Y después ME TRADUZCO -COMO SE DEBE- A una LENGUA MATERNA
Dame
pie
Tengo un dije
(5 poemas inéditos)
Roxana
Páez
La beca Saint-Exupéry la llevó a
París, donde obtuvo un Doctorado sobre poesía y espacio. Tradujo, entre otros,
a Pierre Klossowski, Rachid Boudjedra, Michel Serres, Castoriadis, Méchonnic,
Bernard Dort, Duchamp, Bataille, Darwich, Geneviève Huttin, Josée Lapeyrère.
Publicó los
libros de poesía Gran distracción animada (1994), Las vegas del
porvenir (1995), La indecisión (1999), Fogata de ramitas y huesos
(2002, reed. 2009), Lettera rarissima, antología bilingüe (Marsella,
2007), Madre Ciruelo (2007), Serie de banda rumorosa (2011), Brindilles
à sa flambée (2012, traducido con Geneviève Huttin), El diario de la
china. Donde el diablo perdió el poncho y el zorro y la liebre se dan las
buenas noches (ambas ediciones bilingües, 2012), Crying Body (antología
virtual, 2015), Traversée (plaquette, 2016), Impasse de la ballena
(Alción, 2018), La Tiza de Poe (Malisia, 2018) y La isla fosforescente (Pixel, 2021). Recibió el Primer Premio
Nacional de Poesía del Concurso Enrique Pezzoni (1993), el Segundo
Premio del Concurso Nacional de Poesía "La piedra movediza"
(1994) y en 2010 Fogata de ramitas y huesos obtuvo el Primer Premio
Internacional Juan L. Ortiz, al libro de poesía de la década.
Además de Manuel
Puig: del pop a la extrañeza (1995) y Poéticas del espacio argentino
(2013, Segundo Premio del FNA), sus ensayos más recientes figuran semiocultos
en Contradegüellos, la edición anotada que realizó de la Obra Reunida de Francisco Madariaga (Eduner,
2016).