1.
En otra época
otras páginas
habría pensado que sí, que el rito llama a la escritura
que hay un momento del día o del año en que se escribe
al amor de la luz.
Hoy creo que la escritura es el rito
que la escritura es la lámpara y la noche,
el momento y la luz
y la mano que la labra
—un haz sobre el papel,
un silencio que es música.
2.
Cómo negarse
a lo que va surgiendo
y sin embargo se niega
—me niego.
El plan parecería ser negarse a todo, a lo que más se desea
a lo que se ha delineado como el mapa o la caricatura —más
que veraz— del uno-múltiple
que se es.
…lo que va surgiendo : es decir, lo que soy y lo que es,
lo que me va haciendo o deshaciendo
—todo se une en la voz.
3.
El descanso es el hilo y el telar,
el magma y el crisol
y el diamante que pule el ritmo y el sentido.
¿Corregir? No hay salida, no hay
perfección. Un abandono apenas. Y el dilema, siempre.
¿En qué lengua?
¿En qué lengua ser yo mi lengua,
la única universal, escuálida,
rotunda,
en su laberíntica afasia?
4.
Claro que sí, la única manera posible es
el manierismo —de ser y no morir, hasta haber caducado
como símbolo o nombre
o imagen
o fetiche.
La imagen se retuerce como el cuello del signo
en el lago modernista.
Algo así como
saber
que no es menos lo hipertrófico virtual
que el agua en que naufraga
el azur de este día.
Por la filosofía sangraremos
—ríspida consolación—
lo que nadie ha dicho.
Por el hilo de acero de la construcción
caeremos
de cabeza al abismo
donde más de uno o una
se pensó inevitable
o el futuro.
Poemas
V.
Porque el Ángel vigila.
Vela.
Alerta está sobre un costado del
hombre.
Ángel-lechuza.
Sutil está.
Ve sin ser visto.
Trabaja.
Los ángeles trabajan.
A veces
una bala perdida los hiere
—primero a ellos—
luego se abre camino y mata.
Ángel dormido.
Desvaneciente.
Ala herida.
Gotas de sangre-alma.
Vigila.
Vela.
Alerta.
Sutil está
sin ser visto.
Sobrevolando el hilo de la vida.
Sutil el hilo
el ala.
Transparencias.
Nervaduras de aliento-vida
Sombra blanca sobre tierra blanca
contra blanco muro de agua
transparente.
Crece el jazmín y se abre
en su blanco bienoliente.
Vida sutil el Ángel se corona
de blanco bienoliente y se abre
jazmín alado a un costado de tu
hombro.
Vida sutil.
Susurro
de
aguas transparentes.
Música es
aquello que bendice.
Silencio bendecido y coronado
de gotas bienolientes.
Cristal del mundo
Cristal-aleph que encierra
–libre—
todo lo que debía haber sido
todo lo que, en algún lugar, (se)
es.
Lugar otro, devenir de lo
exacto-destinado.
La vida es el sueño de un ángel
herido en su costado;
en su ala
transparente y
perfecta.
Un desvío fatal: interferencias
de un susurro-silencio
transparente y perfecto
un jazmín abierto y entregado.
Las flores son infinitas. No en
número.
Cada una.
Cada una un roce de lo otro en
esta vida.
De una orilla en la otra.
Reminiscencia.
Emanación primera de la Primera
Emanación
—transparente
y perfecta.
Cada cual a su flor.
Cada cual a su aliento.
El Ángel vela
herido en su costado.
¿A qué herida atender
primero?
¿a qué llaga, a qué laceración
para parar la sangría
de un mundo herido
en todos sus costados?
¿En qué estrella de cristal
radiante
atesorar su suspiro, su sangre
blanca-transparente sobre la
tierra-muro blanca
herida
de esta sombra blanca diferida
siempre
siempre en otro lado
moribundo siempre
herido siempre y entregado?
De Las linternas flotantes, Bs. As, Bajo la luna, 2009
Mercedes Roffé
Mercedes Roffé, (Buenos Aires, 1954) Libros suyos se publicaron en distintos países de Hispanoamérica y, en traducción, en Italia, Inglaterra, Quebec, Brasil, Francia, Rumania, Líbano y Estados Unidos. Su poemario La ópera fantasma fue elegido uno de los mejores libros publicados en México en el 2012, y Definiciones mayas (1999), escogido en 2016 por el suplemento Babelia, de Madrid, entre los cien mejores libros publicados en español en los últimos 25 años. En Buenos Aires se publican sus libros de microensayos Glosa continua (Excursiones, 2018) y Prosas fugaces (Las Furias, 2022). En fotografía ha publicado La línea azul (Madrid, CAM, 2012), Otras lenguas (Santa Fe, Palabrava, 2019) y Homenaje a V. H. (Buenos Aires, Vuelo de Quimera). Entre otras distinciones, recibió las becas John Simon Guggenheim (2001) y Civitella Ranieri (2012).
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