domingo, mayo 23, 2021

LUCILA BODELÓN

 




La poesía es un presagio. Escribo aquello que quisiera ser y no me animo. Creo que existe una verdad bajo la superficie de las palabras. 
La poesía me guía y si me dejo guiar, escribo todos los días. Cuando estoy encerrada en mí misma dejo de escribir y esa es la señal que me avisa que he perdido la fe. Entonces vuelvo a escribir y entregarme a su ritual. Me amplío en su territorio y me siento libre.
A veces, imagino que vivo así, escribiendo y leyendo como en una danza por fuera del mundo. 
No tengo un plan a priori pero sí, en algún momento, hay un ordenamiento de todo lo escrito. Allí comienza a definirse un camino o varios. Puedo trabajar en paralelo. Es fácil, siempre hablo de lo mismo: el tiempo, el amor y la muerte, sus misterios.
Aprendí a dejar descansar los textos y ahora es algo muy importante para mí, me lo enseñó Romina Freschi. Para poder corregir debo haber pasado un tiempo fuera de ellos, de este modo mi mirada está desapegada y desafectada. Me sumerjo en ellos y observo a dónde me llevan, siempre hay una luz que los atraviesa, no podría vivir sin la magia de la luz envolviendo las cosas. A veces, tengo la sensación de que fueron escritos por otra persona, en algún lugar que no conozco, eso me impacta. 

Como fotógrafa que soy, la poesía es para mí una imagen tras otra; no siempre estas imágenes tienen forma definida, a veces son como nubes o como el humo, ideas que se materializan a través de la palabra escrita. 
Lo curioso es que mis fotos sí provienen de la música o de los sonidos. 
Me gusta mezclarlas o unirlas, foto poesía música. Un mundo ideal. 


***

Poemas

debo aprender 
de la lluvia 
más que de mis padres
y a mis maestros
olvidarlos 

la fuerza radica en el tiempo 
constancia irreverente 
que penetra y transforma 
sin notarlo 
el mundo entero

hoy, lluvia débil 
todo el día lluvia débil 
continua
incesante
inagotable

imparable
debo aprender 

                                                    otro día, tal vez

detrás de la cortina 
cosmo naranja que invade la casa
puedo volver 
cerrando los ojos 
caer en el pecado  
de lo que quiero ser

debajo de un árbol de pomelo se encuentra toda mi vida
todo lo que fui me aburre 
ir y venir diciendo qué hago y haciendo lo que digo 
una máquina 
de escribir
de incluir 
títulos 
en la lista de los 
curriculum

pero el sol entibia de una manera tan bella 
que es un abrazo 
y hay tantos verdes 
necesito
de una tarde entera 
para mirarlos 
a todos

nos tiran al mundo 
y nos apartan 
de lo que el mundo 
tiene 
con lo que el mundo viene

correr por ese puesto 
la medalla 
el oro 
el diploma 
y luego, parecer jóvenes 

otro deber 
al que 
nos someten 
amorosamente 
con pomitos traídos 
de la guerra
¿por cuánto tiempo 
debo vivir 
si no tengo tantos vestidos?

y yo que quisiera hacer nada por estos días, nada: 
comer chocolate y dormir 
cuando tenga ganas
y no tener que soportar 
toda esta culpa

y todo 

un mundo arriba mío
un poncho rojo
un globo terráqueo con luz 
y un león de peluche
conservo eso
¿para qué? 
ay! si ya no quiero esta historia 
cocoliche
entonces

me voy lejos
para tener algo nuevo 
mío
propio
sin el aliento de esa muerte
súbita
salada
solitaria
una muerte rodando 
por el camino, asfalto, frío, viento


De Temporada de Elipsis (Inédito)

Lucila Bodelón

Nací en Buenos Aires. Una hermosa ciudad donde estudié, trabajé y me vinculé con gente maravillosa. Armé un estudio dedicado a la fotografía que fue mi universo/ hogar durante casi 20 años. Adoro los libros y los grupos de estudio en los que se bebe despreocupadamente como si transitáramos por otros universos. Hubo un tiempo en que viví en el medio del monte y las sierras en donde escribí, saqué muchas fotos y organicé residencias para artistas. La naturaleza me cautivó, me dio miedo, me aburrió y me transformó. 
Hoy vuelvo a elegir el amor y la ciudad. Vivo en Madrid.

bodelon.info
@lucbodelon 


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