martes, junio 19, 2018

ANA MARÍA GRANDOSO






Nosotros también llamamos 
al paisaje de nuestro corazón:
río entre enredaderas,
diálogo sólo del cielo
con los verdes.

Juan.L.Ortiz



Dice Sergio Delgado: En realidad no hay paisaje que no sea del corazón. El concepto mismo de paisaje implica la palabra, sea relato o poesía, con que el lenguaje ejercita la imposibilidad de abarcar una totalidad. Es una medida, una relación que se establece entre el objeto (montaña, bosque, río) y el ojo que contempla y desespera.
En el intento de escribir poesía me acerco lo más posible al objeto que me convoca, lo nombro (tal vez lo describo) luego viene el extrañamiento de ese objeto y lo que subjetivamente pasa. No es nada fácil, por eso me gusta.
Escribo según surge, sin plan.
Dejo descansar, cada vez más. Siempre corrijo y lo disfruto. 
El procedimiento comienza con una imagen y/o frase que me deja como en pausa. Luego tomo el lápiz (nunca teclado) y trato de tirar de ese ovillo para descubrir si puedo desenrollarlo en más versos hasta llegar a un poema. La musicalidad aparece al leer en voz alta.



POEMAS


Está bien, así
como una momia.

Las sombras avanzan
no hay luna.
Sólo nubes negras.

Momia doméstica 
en caída libre
cuerpo entre las sábanas
ya en el sueño

en un trayecto de poco tiempo.

***

No sé de dónde viene
esta contentura diminuta
tan privada.
Un envión y al sentarme
me sorprendo, otra vez
mirando mi pie descalzo.
No sé por qué
justo cuando sale entre las sábanas
a punto de apoyarse
en el suelo tibio
de madera.

***

Cuando paso por una "situación" emocional del entorno familiar 
aunque solo yo la viva: dibujo florcitas, dibujo florcitas. 
Todos queremos tocar el cielo- dice una canción-.


La contradicción alimentada en la belleza de los jardines,
el estallido de las flores
sus estambres y pistilos.
Paso por los jardines
quiero mirar, correr las cortinas.
Se mueve un reptil
entre hojas agitadas
en la vida de sus habitantes.
¿Más bello es el jardín
más desdicha humana?
¿Qué hay en las piscinas del nadador-John Cheever-
de aguas siempre "color zafiro"?
Verde, verde
oloroso el césped
amenaza de la belleza.

Corto todas las flores hoy,
una a una
las tiro al río.

***

Mis ojos se van
detrás de la primera mariposa
en el incesante derrame de la luz.

El corazón puede decir basta
en el tiempo
que la menta ignora.
¿Y la menta?
La menta, la tan mentada
brota otra vez
como si nada.

Ella
perfuma, 
avanza
entre el bicherío oculto y tan vivo

Verde.

Incesante
el derrame de la luz.      

***

¿Qué o quién me dice
cómo vivir el instante?
¿Qué Tao, Buda, Zen
me lo aconseja?

Entro al vacío de la contemplación
son milagros de la naturaleza de las horas.

Un momento entre dos interrupciones
un momento estanco.

Vuela el alguacil celeste
rebota contra la ventana

y se abre.


De La naturaleza de las horas, Vela al viento, Ediciones patagónicas, 2018.


Ana María Grandoso



Ana María Grandoso nació en Carmen de Patagones, provincia de Buenos Aires en 1946. Fue y vino. Actualmente vive en su pueblo natal.
Entre los años 2007 y 2011 publicó una agenda cultural semanal de la comarca Viedma-Patagones, De la barda al llano, distribuida en 50 lugares y en la web.
Realizó junto a poetas mujeres un micro de lectura de poemas difundido en la radio comunitaria Encuentro y en otras radios de la provincia de Río Negro en los años 2017, 2018 y 2020.
Publicaciones:
Cinco Poetas. Carmen de Patagones. Ediciones El Camarote .2009
Vamos al baile y verás. Novela. Ediciones Ruinas Circulares. 2014.
La naturaleza de las horas. Poesía. Vela al Viento. 2018.
Movimiento de superficie. Poesía. Ediciones En Danza. 2020.
Antologías:
Transversal. Poesía contemporánea de Río Negro. Compiladora Graciela Cros. Fondo Editorial Rionegrino. 2019.
Camellia. Mujeres que toman té. Antología de poetas latinoamericanas. Selección Marisa Negri. tanta ceniza editora. 2021.



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