miércoles, enero 29, 2020

CECILIA ELSA COLLAZO




La poesía es el decir con la lengua del poeta. Y creo que en su afán de no comunicar, ni siquiera hablamos de lenguaje sino de la intimidad del poeta y desde el lugar más cercano a su propio vacío, donde la palabra es música pura. Y donde lo dicho hasta carece de sentido, de objetivo, pero no puede dejar de insistir y pujar por salir. Por eso frente al sufrimiento, lo injusto se ve impulsado a ponerle palabras, sea desde lo personal o lo social.
Por cierto muchas son las definiciones sobre la poesía y existen tantas como poetas. De modo que podríamos ubicarla desde un lugar más conceptual basada en el sentido de lo que dice, sentido de sentido, cadena de significantes que tratan de decir desde un propio estilo. Y donde un sentido se monta sobre otro, para producir algo que provoca una chispa en la imagen, sonido y resonancia, encontrándonos de pronto frente a aquello que se llama "extrañamiento". 
Mi escritura poética, no tiene un plan determinado, si bien hay muchas lecturas de poetas que admiro, y eso va haciendo un camino para la propia poesía al igual que los conceptos sobre ella y la metapoesía de cada uno de los poetas que son un referente para mí.
No tengo un tema in mente, más bien escribo poemas sobre lo que me aparece. Puede ser una vivencia actual o en el tiempo como un recuerdo, una música, una voz de alguien o su tono, o simplemente un perfume. 
Sí, algunas veces al escribir, busco la palabra correcta, tal vez guardo un sonido sobre ella que no está bien, por mal escuchado o aprendido, entonces busco sinónimos o distintas acepciones, para ubicar lo más ajustado a lo que quiero decir. Nunca lo logro plenamente, nunca puedo decir exactamente lo que quiero. Siempre hay algo que se me torna imposible, enigmático, opaco y creo que eso es lo que me invita a seguir escribiendo. Buscar una posibilidad de decir en tanta imposibilidad.
Escribo un poema por ese impulso feroz que comento más arriba y lo dejo drenar.  Sale como lonja, como un pedazo del cuerpo, pero eso no quiere decir que no haya que corregir.  Por lo general dejo descansar el texto y cuando lo vuelvo a leer, encuentro que lo que digo puede ser valioso para mí, pero no para otros; entonces busco la manera de decirlo mejor, de ajustarlo para que se entienda, trato de que no raspe lo que tengo para decir. 
Muchas veces el propio poema se enfrenta a uno como si fuera una escritura ajena, y es ahí cuando empiezo a trabajar para mejorarlo,  este paso es inevitable. De manera que la corrección es siempre, indispensable para pulir el poema.
El procedimiento de escritura en mí, es muy versátil por cierto, los temas  muy variados. He escrito a la mujer, al cuerpo, a la tristeza, al dolor, al duelo, al amor imposible, a lo concreto, a la muerte, a los hijos, a los actos de los hombres políticos, sociales, justos en injustos, y podría nombrar muchos más. 
Adhiero a las palabras de Clarice Lispector cuando decía que tenía un estilo desestilo.  
Respecto a mi experiencia con la propia poesía, siento como si fuera una nueva mujer la que escribe, sea en sus diferentes facetas como en momentos de la vida y coyunturas. 
Evidentemente la poesía es un estilo de vida en cualquier forma que se presente, y ya uno no puede vivir de otra manera. 
La escritora Lilian Bodoc decía que la poesía nos permite tomar el colectivo de una manera poética, hacer el amor de la misma forma, o ver la vida misma desde ella. 
A eso lo llamo poesía.


Poemas

Y culminó
la depuración
de los azahares.
Ese declive
de lo propio y lo ajeno.

***

Duele tu lápiz
en clave de carbonilla
que desliza su ritmo psicótico
bailando en el papel

***

No abaniques al poema,
sólo
déjalo salir.

***

El brevísimo instante
donde el tiempo fluye
sin que lo sepas.


De Epifanías, Alción, 2017.


***

Tratando de ocultar en la basura
el cadáver del zapallo
quemado en la olla,
decido desprenderme
del gerundio, el participio
y las reglas de la estricta ortografía.

***

Torcer el lenguaje
hasta encontrar
la propia lengua
y allí, el poema.

***


Tengo un estilo desestilo
con palabras avestruces
que se comen a sí mismas.
Unas en cordel de alambre,
se hermanan vistosas
con tintas muy fuertes.
Otras salen a la calle
sólo en días de fiesta.
Algunas son palabras oso,
pesadas, se atascan
para no explicarse.
Y éstas,
leves como el viento
vuelan en mariposa
saliendo del polen.

***

Recogerse en el silencio
al desamparo del lenguaje.
Esa sombra, que resta
de las pequeñas cosas.


De Corps, Alción 2018.


Cecilia Elsa Collazo


Nací en La Plata. Bs. As.  el 1° de junio de 1962. 
Escribo desde chica, ya lo hacía en la escuela primaria, donde la lectura de poetas ha sido mi mayor aprendizaje de los maestros de la poesía.
Me dedico a la escritura de poemas y ensayos y además soy psicoanalista.
He publicado los poemarios: Poética Despiadada; Éxtimos; Duelo Invento; Lonja de Real; Epifánicas; Corps. 
También los poemarios para niños: Moly-un pez alado;  y Un corazón que vive y sueña. 
Además algunos ensayos como La Rosa de Cobre- poesía y psicoanálisis- y otros sobre distintos temas. 
Conduzco el programa Poética Viva por Sofía Radio FM 95.3 de la ciudad de La Plata. 
Algunos de mis poemas fueron dando vueltas por lugares virtuales y en antologías, revistas y diarios en Perú, México, Brasil, España, Portugal y Argentina. 


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