sábado, febrero 03, 2007

SERGIO DE MATTEO

Ante todo debería reconocer y traer a un presente que se desvanece en el aire algunos datos de la pasada infancia, aquellos nudos fuertes que, sin predemitación consciente, nos amarran a un lugar para poder comenzar a desandar camino. Entonces, acercando una que otra confesión, uno se ha ido acercando a los libros porque alguien sembró la semilla y despertó el interés por deshojar historias. Teniendo en cuenta esta observación tengo que decir que las que me pusieron en la senda de la lectura fueron mis abuelas que, luego, fermentaría en la misma escritura, y ese acercamiento ha sido a través del obsequio de la colección "Billiken" y "Robin Hood", también hay que agregar las extensas visitas a la Biblioteca en la que trabaja mi madre. Ahí, quizá estén los indicios que más tarde, en algún momento del tiempo, desbarrancaron en el papel en blanco, en la misma mirada sobre la vida, esa cosmovisión estética que se tiene sobre el mundo; de otro modo, considero que sería imposible elaborar un poema, una obra, sin esa perspectiva de asombro y descubrimiento del universo. De alguna u otra manera es interesante reflexionar sobre el proceso de escritura, articularlo también con las otras voces que ponen en evidencia su modo de laborar un texto, en fin, la propia construcción de una poética. La escritura es algo que uno no puede contener, es decir, cuando tiene que emerger ella misma exige el momento y el lugar en donde hacerlo; uno solo está con el oído atento para intentar retener y plasmar lo poco que los sentidos pueden captar; por eso se insiste, se reitera el proceso, se vuelve a esperar, a buscar ese instante en que pareciera que se van a develar los misterios del mundo, de la vida misma, donde, quizá, se habrá de desarrollar la batalla final con el fantasma que nos habita. Por eso no existe el lugar perfecto, porque la misma poesía es la intemperie sin fin ha dicho sabiamente Juanele Ortiz, entonces, sus hacedores inscribirán sus dictados en cualquier sitio y de cualquier modo. Ante todo el proceso, la vivencia, el estado de éxtasis, luego, quedan las anotaciones liminares, una nutrida hojarasca es lo que justifica la experiencia de trance de lo mucho que pudo haber llegado a decirse y sentirse. Entonces, acorde a lo expresado, escribo todavía sobre papel, con lapiceras comunes, tacho y corrijo en la misma hoja para luego encarar el filtrado en la computadora, ahí también hay otra depuración, otro reacomodamiento de lo que se quiere hacer decir al texto. Pero el poema, el buen poema, el que es necesario que sea escrito –Rilke dixit- habla por sí solo, encuentra a su hacedor y habla; si uno lo cala muy hondo termina perdiéndolo, se malogra y hay que tirarlo al cesto de papeles. La última instancia de prueba, en mi caso, es cuando se lo somete a la oralidad, incluso ante el público, donde la carga semántica y sintáctica devuelve algo de lo pretendido en el momento supuesto de la "inspiración". Porque territorio de palabras es el poema, yuxtaposición de imágenes, proceso aleatorio de signos, creación y recreación de símbolos, un vínculo que busca trascender la misma operación de escritura y, entonces, parte, abandona su lugar pasivo, y se derrama ante la lectura del otro: busca siempre una correspondencia esencial entre los hombres, el religar. Porque los signos y símbolos utilizados por el escriba son una de las pruebas auténticas de que el lenguaje es un medio de tratar con lo indecible y lo arcano. La palabra operaría, por lo tanto, como una prolongación del cuerpo y del alma del poeta, es un entrañamiento desde el fondo de uno mismo que incorpora y se funde con su semejante. Esa es la tarea primordial: reconciliar al hombre consigo mismo; ampliar sus límites, bucear en lo desconocido, haciéndose vidente, si fuera posible, como propusiera en su famosa carta Arthur Rimbaud. La palabra con la que trabaja el poeta es la construcción de un camino: el de la propia poesía, única e inefable, y que, además, constituye una de las tantas oportunidades de conocimiento, de tantear de nuevo el sortilegio primitivo que conlleva el verbo; sería, pues, la fundación de la casa del ser —según Heidegger—, la belleza-verdad —conforme a John Keats—, la intemperie sin fin —agregará Juanele Ortiz—, y el pampeano Bustriazo Ortiz, transmutado en la voz que sabe de embrujos e inspiraciones, diría soy el ghenpín: ordenósle hacer la magia. Y todos nosotros, sus seguidores —incipientes creadores— confabulamos y continuamos la misma dirección...En cuanto al horario, mi preferencia es a la noche, es la zona en la que fluye con la densidad de las sombras aquello que uno quiere manifestar, poética nocturna, maldita; algo así, cargada de mito; pero también determinada por la rutina, por el trabajo y las relaciones sociales. Uno dispone pero la poesía decide. También a la mañana temprano, cuando recién despunta el alba, podemos señalar ahí una poética solar, quizá, porque no unir ambos extremos, y que en el choque produzcan esa chispa que manifiesta el malestar en la cultura, en fin, opuestos complementarios que pretenden hablar del hombre, de la vida, del universo. El poeta no responde a un horario, es decir, al horario de producción del capitalismo, el poeta-filósofo argentino Roberto Juarroz refiere: Y hasta el tiempo es distinto. La duración auténtica es la del instante creador o poético. O como diría Bachelard: El tiempo no dura sino mientras uno inventa; en consecuencia las palabras que conforman el cuerpo de una literatura se ajustan mucho menos a tal convención, porque son azarosas, esquivas, contraproducentes, molestas, revolucionarias, anárquicas. Por lo tanto el horario, el lugar, la circunstancia, quedan solapados ante la importancia real, ante la pasión real del instante de poetización. La literatura es un signo de la cultura que manifiesta directa o tangencialmente los temas medulares de la humanidad. Por eso toda obra literaria ofrece determinada cosmovisión del mundo a través de cierto código estilístico; cada producción simbólica se compone de un discurso. Dentro de las prácticas discursivas que constituyen el correlato de una comunidad —con sus entrecruzamientos y resignificaciones sociales se encuentra una que es de especial interés para los productores e investigadores culturales, debido a que ha logrado erigir dentro del campo intelectual ciertas instituciones que la legitiman en su categoría de generadora de sentidos. En la representación de lo que es la esfera cultural —estructura multiforme e itinerante—, opera la construcción simbólica referida de manera tal, que, a pesar de nutrir y nutrirse con los demás campos del conocimiento, se diferencia de las otras bellas artes tajantemente. Es bajo tales circunstancias individualizadoras que en algunos casos especiales y por determinados rasgos característicos se la considera como "literatura". Es una entidad autónoma engendrante de ideologemas que se insertan en la red social del discurso inventando ficciones, reclamando verosimilitud, pero, a su vez, existen elementos verbales friccionándose en la interrelación cotidiana que se introducen en su cuerpo —oral y escrito— para dar un reflejo del sentimiento y del pensamiento de una determinada época, de una mensurada región, de una incipiente ebullición espiritual.
Y si focalizamos en la escritura en sí, tengo procesos, continuidades y también períodos de incontinencia para la misma; no me obligo, espero, cuando surge algo voy a lo profundo del meollo, leo mucho, investigo, contamino, hago funcionar todo el caudal que tenemos para que eso sea literatura, aunque tenga su parte mágica, misteriosa y velada la poesía, no podemos desconocer la huella que dejaron Pound, Elliot, Vallejos, Borges, Pizarnik, entre otros; construir y deconstruir el texto, es decir, todo cae bajo su imperio, todo sirve para balbucear, entonar, llegar a la traducción de lo interior-exterior, palear nuestra perplejidad; por eso hablamos de una manifestación artística, estética, artificial, aunque a veces, a muchos poetas se les ha ido la vida en la experiencia. En síntesis, me tomo mucho tiempo para elaborar, mucho más para corregir, para probar palabras, matices, colores. Tal vez, esa densidad se deba a la carga metafísica que conlleva mi escritura; entonces los tonos, las melodías son filosas, barrocas, quizá, pesadas; entonces cada palabra pertenece a una familia que si no le es acorde desentona; en esa disputa con el lenguaje emerge como quería Baudelaire el éxtasis de la vida y el horror de la vida. Y la música es indispensable para mí, es como una prolongación de la vivencia, así como también el silencio es un anclaje desde donde reflexionar cuando uno siente que tiene entre manos una canción. Silvio Rodríguez dice el que tenga una canción tendrá tormenta, y es así, la poesía, la literatura, la experiencia estética exige sacrificios y paga con malos salarios (los salarios del ímpio dirá Gelman). Pero es el derrotero que hemos elegido para estar y decir algo en el mundo y es el sayo que hay que soportar para ser parte del teatro de la crueldad.


Poemas


Diacronía y Sincronía

Diacronía y sincronía en los sucesos tramados en la construcción de la historia de la región, junto a algunas desavenencias en cuanto a la distribución de la riqueza y la sentencia asestada por la hegemonía sobre a quienes se considera excluidos a la vez que son los mismos vencidos de siempre.



¿quién es el que
como el tigre
cabalga en el viento
con su cuerpo de fantasma?


Fragmento de poesía araucana

I

repiquetean los cascos repiquetean y no es una pesadilla
persiguen a los espectros no encuentran a los espectros
y no habrá paz ni conciliación posible hasta que se acallen los huesos
cuando se sepulte al último jinete de la estirpe

huella y ritmo de trombas en los médanos
charcos de agua turbia fragmentos de historias sin contar
chillan chillan una canción con chaquiras
de piedras que se golpean contra los cueros y dejan sólo polvo
gastado polvo de las piedras rotas

cruza la voz destrozada entre el viento
sin espuelas cabalgando a pelo sin cencerro que la detenga
cruza entre los colgajos sombríos y espinosos del monte
un fantasma omnívoro que se le acrecienta la sed
arrastra a su paso los brotes las leves respiraciones
descubre en la huida su espalda cortada por los alambres de la conquista

huella otra vez la rastrillada y el golpeteo del kultrún con su dinastía de piedras y zorros
a ritmo de trombas a percusión incesante
grito sin espanto grito pelado y sin fronteras en la noche del desierto
en el centro de las nuevas fundaciones urbanas en el medio de las reyertas históricas
boleadas sin perdón de ningún dios

es de humo es de humo la congoja que pende de la rama del tiempo
una espada izada desde la cima de los cielos
plena de luz plena de sombras fatal preciosa
que se va anudando como una serpiente en cada una de las vértebras
de las criaturas condenadas

has nacido para morir has nacido para morir
quedarte en algún punto del camino con tu quilla partida
náufrago del cuerpo de la voz de la palabra
de la espiral que te lleva y te trae entre-colores mezclados
confundidos a fuerza de pinceladas densas que sólo puede trazar la mano de Van Gogh
del propio infierno la patria de las miradas enfermas



II

estelas al alba estelas de colores entre las pinturas rupestres
y los pájaros anclados desde temprano en el cielo
señalando la alta mañana el postrer alimento

distancias mucho más que distancias extensiones

y acá la hora es otra el instante comete su degüello

mientras tejen las mujeres las canastas

las canastas son tejidas por las mujeres
con hilos ásperos secos hediondos

las flechas de piedras son afiladas por los hombres los arcos tensados
para otra batalla fuera del territorio lejos de la vista del ojo

el fuego se menea en el pozo derrotando generosos maderos


III

causa tristeza profetizar

dos veces oscurecerá el sol esta mañana esta jornada
y después nacerá y se impondrá el maltrato
indefensos gastados por el tiempo los viajes las correrías
permanecerán como árboles arraigados en el suelo
y como pájaros llevados por el viento
así serán uno con la tierra con la tierra serán uno
presas de la tierra y del aire
ahí donde duele tiembla el corazón


IV


se unen las estaciones en la junción de una horqueta
se imbrican sufrimientos y la sangre es una savia de sangres salvajes y remotas
machacadas a la intemperie con machetes rústicos
bárbaros

entonces

chúmbale los perros
chúmbale los perros ahora que ladran
chúmbaselos a esa ánima maldita que se quiere asentar
en la casa vieja entre todas las memorias reunidas
con todo el peso de los muertos desdeñados

no hay mucha distancia entre la vida y la muerte
el camino el puente que hay entre el mundo de abajo
y el cielo azul
es más corto que el camino de aquí hasta abajo
así es entre la vida y la muerte

cruje la voz crujen los instrumentos las herramientas
el horizonte es una vela de fuego que se apaga lentamente
sin sustento bajo la culpa de los conversos
y la algarabía de los creyentes


V

GOLPEAN y no es de frente, GOLPEAN a las espaldas, como lacras traidoras, subterráneas,
GOLPEAN y no es por placer, por puro placer, GOLPEAN y duele tanto como el hartazgo del silencio,
del vocablo inmóvil, de la tertulia de brujas iniciadas en la salamanca...

Suena a golpes de puños; serán puñetazos?

Suena a golpes de piedras; serán piedrazos?

Suena a golpes de látigos; serán latigazos?

Suena a vocinglería de lenguas; serán...?

Estruendos, cohetes que estremecen el cielo tranquilo de la pampa,
territorio moderno y sumiso; otrora patria de las criaturas que no poseían alma,
amplia llanura, plena de caballadas, tan virgen de libertad,
monte de los humos, de los oscuros caldenes...

Todo lo real es verdadero, porque todo lo verdadero es real. La civilización es dueña de la palabra
y no se equivoca, no tiene punto de inflexión, sólo golpea y hunde su violencia en los cuerpos enemigos.
Con el tiempo han construido los firmes pilares que sostiene la jerarquía de los amos.

El desierto aun permanece inhóspito; el desierto por venir que se levanta del pasado
con su chispa de rencores. Flechas silenciosas surcan el territorio, fantasmas rabiosos
sobre tropillas hambrientas invaden la noche, todo es lujuria y lucha en la América de la exuberancia
y la opulencia. Cada uno de sus hijos lleva sangre en las manos.

La machi que golpea de forma constante contra el cuero del cacharro de barro y suena,
resuena como si no hubiera ni existiera un posible fondo, en el trasfondo de la nada
y del espacio y de los tantos laberintos hechos de palabras exaltadas...

Eco del agua... Eco del agua... Lento eco del agua...

Sólo el repiqueteo de los signos. La historia contada por los vencedores;
porque toda conquista, hecha a cualquier precio, es más terrible que la sombra de Facundo...


a Raúl e Ignacio Artola



LA ESTACIÓN DE PECES DIÁFANOS

Más oscuro en lo oscuro, más desnudo estoy.
Paul Celan


I

la yema del dedo va deteniéndose
durante difusos instantes sobre el filo de la piedra
entretanto la mirada se extravía en la distancia
en esa línea que inventa el horizonte
donde jamás se detendrá el fundamento del sol
donde siempre navega la barca de la añoranza
pero insiste la mano con su sinuoso recorrido
yendo y viniendo por la arista monocorde del mineral
yendo y viniendo
como buscando algo perdido
como buscando algo
como buscando


II

la memoria
se sostiene bajo la lumbre de una candela
se sostiene oscilante aunque no se la distinga
junto a otras luces artificiales
pero la memoria
permanece persuasiva y vital
en la noche donde los corazones puros todavía no suelen ser vencidos


III

tanto hemos conversado de lenguajes ultrajados
tanto que los preciosos vocablos gotean sus tenues filamentos de oro
aunque en las almenas fueron escandidos por imperios de hierro
todavía fulgura en la condenada ausencia su impronta vegetal

oh diáfanos peces oh plumajes multicolores de aves solares


lejos de la rapiña humean tribulaciones de tigres subterráneos
telares que siguen tejiendo el canto de los pájaros de cristal
[de miguel ángel bustos
aún hoy en el fondo de aquellas arcaicas canteras trasudan los poetas
por eso el escriba quita los pernos de las puertas que custodian
[el silencio
camina a tientas hacia toda perdida hacia todo encuentro


IV

pero los alfabetos exceden para tantas posibles historias
en cambio las prontas manos se desgastan tal cual las vidas
tal cual todas las vidas que fueron contadas
como alucinaciones en la noche tan extensa como el ulular del viento


V

en la mortecina penumbra has construido tu morada
una buhardilla de la que se despliegan letras de agua
[a modo de salvoconducto
los relojes se detienen dando alarmas ante la contingencia
de que descubras el misterio de su perfecto y equilibrado centro

la verdadera caída es hacia arriba ha escrito un poeta del sur del país

entonces todo viaje sirve para desamarrar lo desconocido
extraviarse en la selva para ser más dúctiles en la fragilidad de lo real

de las macetas aéreas penden los almácigos plantados al partir

el tiempo cava y entierra a los muertos en el olvido
aunque las palabras sostienen sus temporarias aventuras
no son sólo semblantes en el mármol de las fachadas
son rostros sobre rostros unidos al rescoldo de la voz que los nombra

y bajo la incandescente mayólica de la ciudad de los laberintos
se agazapa el ungido signo del desvelo
tu aleph que se incrustará hasta dejarte mudo
sin vocablos para nadie ni para nada

porque otro deberá robar el fuego de los dioses para labrar
[tu memoria
porque de toda oscuridad fluye transparencia
en todo abandono existe vacío
esa anhelada lividez que sólo otorga el alma desnuda


a Paulina Vinderman



Inéditos


Sergio de Matteo


Sergio De Matteo, nace en Santa Rosa (La Pampa) en 1969. Durante 1992 conduce con Jorge Ferrari y Rubén Ferradás el ciclo radial de divulgación literaria En busca del tiempo perdido. En 1996 anima junto a Marcelo Aromando el programa de difusión cultural Música de cañerías. Ha publicado las plaquetas Soles violentos (1995); Absurdo / Absoluto (1996); y los libros Ozono (1997); Criatura de mediación (2005); El prójimo: pieza maestra de mi universo (FEP, 2006). Miembro fundador del colectivo artístico Patria de arena y del Grupo de la neurona poseída para realizar trabajos de intervención cultural. Es editor de la revista: Che, Artes y Culturas en Abya Yala, rebautizada Museo Salvaje (2001). Organiza en 1999 y 2000 el 1° y 2° Encuentro Interregional de Productores Culturales. Dirige la editorial Museo Salvaje Ediciones. Colabora con investigaciones, antologías y revistas y sitios web del país y extranjeras. Libros inéditos: Barqueros (poesía, 1997-2002); Canto errante (poesía, 2003); Estar fuera de casa (poesía; —fotografías de Paz Garrido—, 2004); Morder el polvo (poesía, 2005); La luz de las águilas (poesía, 2006); Estatua de sal (poesía, 2006); Los tigres de la ira (cuentos, 1997-2004); La acusación de la incertidumbre (nouvelle, 1999-2006). Investigaciones en proceso: Jorge Luis Borges en La Pampa; Ensayo sobre poesía patagónica; Ensayo sobre literatura pampeana; Muestra de poesía «patagónica-argentina», junto al editor Andrés Kurfirst; Antología poética argentina, junto al profesor Jorge Warley; Publicaciones en torno a la poesía de J. C. Bustriazo Ortiz.

1 comentario:

Anónimo dijo...

saber que aun anda haciendo de las suyas es muy bueno, pero mejor(es)son sus textos y sus intenciones. sergito querido, espero encontrarle. he perdido el rastro pero no el rumbo. pueda ser que nos encontremos.
chiro