viernes, noviembre 23, 2007

LISANDRO GONZÁLEZ


Las fotos son de un diccionario y de un libro de inglés de dos períodos de mi vida, donde está mi letra. Y también te mandé lo que yo creo que puede haber sido mi primer poema -fecha estimada es de 8 años de edad, o por ahí- escrito en un tapa de una caja de zapatillas. L.G


No tengo un rito particular para escribir. Quizá porque tampoco nunca me he podido dar el lujo, ya que la cantidad de horas de trabajo, la familia y demás circunstancias de la vida no permiten elegir un espacio demasiado determinado o específico, si no que muchas veces en lo vida cotidiana surgen esos espacios o momentos que permiten la escritura, y hay que tomarlos así. Y esta circunstancia no es necesariamente una queja (si no, ¿el límite sinuoso del ocio al aburrimiento?), si bien uno siempre querría poder dedicarle un poco más de tiempo a la escritura, en desmedro en mi caso no de la familia pero sí del trabajo.

Generalmente las horas que lo permiten son justamente las de la noche, desde donde se abren un poco los espacios. De todos modos, tengo una concepción amplia del hecho poético, la que implica que el disfrute de cualquier hecho artístico –en mi caso particularmente la música y el cine, y obviamente la poesía y la literatura- sean también formas de la creación, así como -adelantándome a la tercera pregunta- el trabajo particular de corrección.

En definitiva, si bien uno requiere obviamente cierta concentración, me considero un todo terreno a la hora de escribir y creo que las condiciones que sí deben darse son las personales es decir, que haya un poema pidiendo pista.

Trato en general de escribir con la idea de un “plan”, de la “obra”. Me parece que hay que tener el proyecto de un libro en la cabeza, o al menos del “capítulo” o como se dice más propiamente en poesía, de la “serie”. De todos modos este objetivo que debería según mi idea ser a priori, lamentablemente no siempre se cumple, o bien por imposibilidad o bien por la aparición de algún poema sin hermanos.

Entiendo que la corrección es fundamental en el quehacer poético, ya que la espontaneidad, inspiración o lo que fuera que inicia el poema, sólo hace eso, es decir, iniciarlo. Luego debe ser completado por el proceso de la corrección, lo cual implica –la mayoría de las veces- un trabajo de pulido más que de agregado. Es además el modo subjetivo para descubrir si el texto, luego de la decantación, merece sobrevivir o no. En el caso de que no sobreviva, puede quedar al menos como un remante para un intento posterior de reanimación.

Existen diversos orígenes para el hecho poético, pero creo que en la mayoría de las veces el provocarlo de modo expreso no produce buenos resultados, lo que no quita que la necesidad (cual fuera) de escribir algún texto o grupo de textos en casos particulares pueda dar buenos frutos. El origen del poema puede darlo tanto el disfrute de algún texto, de una música o de una película, así como también cualquier experiencia de la vida. En general lo que se escribe demasiado en caliente hace trabajar más la catarsis que la posibilidad de decir en poesía, pero una vez decantado también puede ser un buen disparador. Soy de la idea igualmente de que la “poesía” es algo que puede aparecer tanto en un poema como en cualquier otra expresión artística, y que en los hechos de la vida se puede traducir como en una determinada “intensidad” o el nombre que se le quiera dar. También, si bien ya es algo recurrente, el poema o cualquier otra expresión artística se termina de escribir o se rescribe con la tarea creativa de lector. En general el compromiso del lector de poesía es alto y requiere también un talento (sensibilidad, o lo que fuera) particular, sin por esto caer en una idea elitista del hecho poético en sí, en tanto es lo que permite por otra parte refrescar a las palabras y darles aliento.



Poemas




DE REFILÓN

En el velorio de la tarde
cae una rodaja, se corta un péndulo.
Alguien
en el último espejo
escribe. Tersos baldíos.
Todo sucede
en el pequeño tamaño de las horas.
Hasta brotan cigarrillos
en rosas de cobre.
Umbrales alambrando
otras memorias.
Y un tango. Colgado
de una pieza con aliento a polvo.
Y el cielo, que deja de lado
algunas nubes.


SEDUCCIÓN


Rosario abre su escote:
lo recibe una cantera
donde los parroquianos
pulen diamantes
en las cervezas.

Esta ciudad no es fácil:
las memorias
aparecen
en los pocillos mal lavados,
en los cabellos de un río.




LARGO MOMENTO


El Quijote
cubierto
por trenzas de humo.
La osamenta del monte
acude como el llanto,
sobre el borde de la soledad.

Alguien quiere partir,
partir toda su pena.
Pero asoma el camino
y Sancho no aparece.


EN MEMORIA

Se ha muerto Escocia
de frío.
Sobre la sombra de elefantes
yace, un charco
jamás
tan poco natal.
Muerta Escocia, muertos
sus elefantes oscuros,
se pueden retirar
1 a 1
los recuerdos
de sus mandarinas negras.


DIFÍCIL DETENER EL DÍA


Atardecía.
Como otras veces,
como demasiadas veces.
Nada parecía poder detener
este sol.
Ya sólo resta
un ciego sonido de lumbres.
La boca del cielo
se cierra
y solo, un rastrojo de las sombras.
El encrespado batido de luces
se pierde
en un atardecer violeta.
Esta música
abanica
cualquier corazón.

De, Esta música abanica cualquier corazón.




ÍCARO


Estrangulás el balcón
con sus propios
b a r r o t e s
pero esperás
para volar

los días nublados.



NEBLINA

Aprendiz de estrellas
te embriagás
con el alcohol espumoso
abundante en las mañanas frías
hasta que el bisturí del sol
quiebra tu copa.


CANCIÓN SEDOSA


Las estrellas nunca muestran su soledad
de años luz
y hoy es una de esas noches
suficiente para la compasión.

La apariencia vuelve las cosas tangibles.


POETI-K


El poeta
presencia el mar
“Acabo de encender
el arte
pero el agua del mar
se cansa de mis versos
y quiere una garganta
-además,
cada mar
tiene su ritmo
y no soy
tan brillante.”

El poeta
y el mar
se despiden
y vuelven
a cotidianos asuntos.


DEGRADACIÓN



La luna se arqueaba
cuando le tocábamos la punta.

Su movimiento
era éxtasis, locura.

Pero un día
no dejó que la volviéramos a tocar.

Ahora la luna,
estrellas
son simples elementos decorativos.


De, Leña del árbol erguido


HOBBIES DE HOTEL


“and the only sign of life is the ticking of the pen”
Marillion, Hobbies de Hotel


I



el dardo
da al centro de la noche
bola blanca sobre bola negra
un papel se quema
y el cigarrillo es la metáfora

hay partes de la ciudad
donde el agua del tiempo
pesa diferente

II



era la flor que tomaste
con delicados dedos
de este infierno

un olor previsible, tal vez
demasiadas veces
mal vendido

pero no importó,
suficiente el amor
que acaricia tus pies descalzos
y se deshace en venidera primavera


III

ojos de piedad,
piedras resplandecientes
para el peregrino
que aún no puede salir
del hotel



IV

las estrellas de carne
se cuelan por las rejillas
del cielo

nada sencillo
discutir sobre el sexo de la noche
cuando los animales hambrientos
rodean el hotel




POEMA

un chico
confunde a
poe con
conan doyle
pues ha visto
a holmes
caminar con un mono

pretexto suficiente
para
más tarde
escribir cosas
que disgustarán
a edgar,
arthur,
sherlock
pero que el mono
tal vez lea
con gusto



EL GUSTO VERDADERO


dejás la estación
en paz con las musas

el chocolate
que has comido
ha sido
toda tu obra de arte

galatea entonces
que patalee



COMPASIÓN

cuando el viaje aturde
el alba/ crepúsculo
se compadecen
y escriben ellos algo
sobre esos seres
que tan simpáticamente
balbucean algo



OTRA DE NARCISO


lo bello se contempla
a sí mismo y muere
¿la vida, entonces
elegirá cosas más sencillas,
tendrá su particular
visión de lo bello?


De, Hobbies de hotel


Lisandro González


Lisandro González (1973). Reside en Rosario. Ha publicado en poesía: Esta música abanica cualquier corazón. Homo Sapiens Ediciones. 1994. Leña del árbol erguido. Poesía de Rosario. 2000. Hobbies de hotel. Ediciones en danza. 2004. Intervalo lúcido. ASDE. 2007. Los cauces vacíos. Poesía de Rosario. 2011. Política del otoño. ASDE. 2013. Poemas lumbares. Universidad Nacional del Litoral. 2014. Qué es la poesía. Libros silvestres. 2018. Actualmente es colaborador del suplemento Cultura y Libros del diario La Capital de Rosario con reseñas. Ha obtenido los premios provinciales José Pedroni y José Rafael López Rosas  y el nacional  Luis Di Filippo. lgonzalez@estudiogg.net

 

 

1 comentario:

RosaMaría dijo...

Mucha sensibilidad en las poesías y hondos sentimientos en la prosa. Sin citar a ninguno los felicito a todos